1. CIMAS NEVADAS


Tocamos cimas nevadas,

retorcidos a la sombra de una vida.

Pensamos que era dulzor,

la calidez de una tempestad.


2. ¿QUIÉN CREE NO ESTAR MURIENDO?


¿Quién cree no estar muriendo?

Solo con percibir la belleza

se capta la fugacidad de la existencia.

¿Qué habría de bello en ello, en lo bello,

de poderlo captar eternamente?

La belleza reside en lo pasajero,

en lo efímeramente irrepetible.


3. COMO FLOR CAÍDA DE LA RAMA


Correr despreocupado

con cara de infante agradecido,

fluyendo como la flor, que baila,

una vez caída de la rama.


4. FEMENINA


Una mirada femenina,

penetrante y, seguidamente,

una disposición absoluta,

un entregarse por completo.

Una fragancia femenina,

después de una salutación o, quizás,

tras una simple aproximación;

todo confuso por momentos.

Un movimiento de muslos sencillo,

habitual y, una vez captado,

hace enmudecer la razón.

Nace entonces la necesidad.


5. IRREPETIBILIDAD EXISTENCIAL


Captar la lluvia es captar la existencia,

la no similitud entre las múltiples gotas,

la irrepetibilidad existencial,

la fluidez continuada del Ser,

el indomable sueño,

la irreproductividad sentenciada,

la magna fisiología de la circunstancia.


6. MONADOLOGÍA


Sé que soy uno pero ¿Qué es ser uno?

Uno es aquí, es ante-todo, es aprendizaje,

es esencial, es constitutivo, es constitutorio,

uno es elemental, es doloroso, es real, es existencia,

uno es abarcar Ser.

¿Uno como posibilidad?¿Uno como multitud?

Intersubjetividad cognoscitiva,

partiendo y finalizando en la unidad.

Nada más allá de la mente individual,

del relativismo del ego.

Monadología, no-objetividad.

Convención de particulares,

doloroso, sí,

pero absolutamente existencial.


7. ¿CREES POSEER ALGO?


¿Crees poseer algo?

Ni la propia vida es de uno, entonces,

¿qué hacemos en la supuesta existencia?

Todo es un misterio luego hay que fluir,

sin deseos, apreciando, sin apegarse,

las grandes pequeñeces que ofrece la vida.


8. PÉTALOS EN DANZA


Frágiles pétalos fluyendo,

danzando al ritmo de la brisa, de lo físico,

fuertemente sujetos del tallo de la pasión,

inmersos en la fragancia primaveral.

Soltándose vinculados con la ráfaga,

bailes entrelazados,

de amor, de conciencia de gravedad,

de destino en el pavimento.

Románticamente abalanzados

hacia el agridulce sentimiento.


9. REMORDIMIENTO


Posteriores del remordimiento,

de mañanas lluviosas,

por arrepentimientos de hábitos

de las humanas predisposiciones.

Encarcelamiento biológico.

Rectificar, del cierto, a posteriori,

acatando la circularidad existencial,

del tratar de ceñirse a la moral,

irreconciliadora, inviable en la oscuridad.

Imposibilidad fisiológica.

Lánguido llanto en aguas pasadas,

tardías, sucias, no potables, contaminadas.

Limpiando el río, estoico,

en el cauce, en el pasto de negros follajes.


10. MONTE SOMBRÍO


A tientas en el monte sombrío,

las noches son aplastantes.


11. FLORES SILVESTRES


En las flores silvestres se capta el agridulce,

el brotado de la belleza plena,

el matiz destelleante para el desesperante bosque.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

la esperanza en el colorido canto,

el alivio del pétalo armónico.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

la danza apetecible de la existencia,

el nutrir del instante aromático.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

la brisa fresca oxigenada,

el agradecimiento por la vida.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

el sollozo por la efimeridad,

el lamento por el paso del tiempo.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

la fragilidad de lo bello en el Ser,

el instante caduco, irremediable.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

el amor encarnado en el dolor,

el entretejido de presencia y ausencia.

En las flores silvestres se capta el agridulce,

el apego trágico de la existencia,

el vínculo belleza-amor-muerte.


12. NADA MÁS BELLO QUE LA MUJER MEDITERRÁNEA


Nada más bello que la mujer mediterránea,

con sus cabellos terracota

de reflejo de atardecer de verano.

De piel fruto del entresol

de olivos y ojos profundos,

satisfactorios,

de la confortante brisa a tierra mojada.

Nada más bello que la mujer mediterránea

con su sabor a amaneceres marinos.


13. ENAMORADO DE LO TURBIO


Enamorado de lo turbio

me envuelves entre espinas,

con ese sabor a óxido,

siento que todavía estoy vivo.

Aráñame, muérdeme y agítame,

necesito estar despierto,

el dolor ha venido a verme

y necesito degustarlo lentamente.

Acuchíllame en sueños,

te deseo hasta la muerte,

entre la sensatez y el desquicio

noto el respirar en mis pulmones.

Saltemos desde el balcón,

notaremos la brisa en la cara.

Lo más dulce de vivir

es morir estando consciente.


14. CLAROS EN EL BOSQUE


En el cotidiano gris acaparador,

reside el oasis de la belleza,

los matices esperanzadores,

la femenina porcelana. Frágil.

En el desesperante gris cotidiano,

reside la belleza a pinceladas,

las gotas de aurora dispuestas,

captadas por la mente despierta.

Existen claros en el bosque,

frondosamente oscuro,

en el que se reside.


15. RETORCIDO ENTRE LA MULTITUD


A altas horas de la madrugada,

retorcido entre la multitud,

apaciguando a uno mismo

con tarareos de melodías.

Rodeado de etilicidad,

somnolencia emergente,

flacidez y aturdimiento.


16. LO EFÍMERO NO SE CAPTURA


Sofocos sin remedio.

Lo efímero no se captura,

son intentos banales,

las trampas están vacías.


17. DOS MIRADAS HIPNÓTICAS


Recorrer, delinear la figura,

ondeante, a contraluz, sutilmente.

Ser uno en la dualidad,

bajo un escenario hostil y, no obstante,

no apreciar la desilusión.

Dos miradas hipnóticas, sencillas.


18. ¿QUÉ NECESIDAD ES ESTA?


¿Qué necesidad es esta?

Deberse a un ser,

obligado a someterse a la belleza.

La magnitud de la perfección.


19. HIPNOSIS CADERÁTICA


Hipnosis caderática,

una sencillez acaparadora,

monopolizando a la percepción,

imposibilitando ninguna otra actividad.

Dosis de prefecundidad, musicalidad, arte.


20. VERDAD TRANSITIVA


La realidad es verdad,

la verdad es fe,

la fe es amor.

Luego la realidad es amor.


21. ES PREFERIBLE NO VER EL REFLEJO DE LAS LUCES


¡Atúrdeme antes de alcanzar la penumbra!

Es preferible no ver el reflejo de las luces.

¿Quién puede preferir un lugar oscuro?

El sujeto que comprende que todo es fe,

que la existencia es fe construida de amor.


22. TRAZAR UNA CONDUCTA DISPUESTA A LA PERDICIÓN


Trazar una conducta dispuesta a la perdición

de construcciones circulares para el fundamento,

imposibilitando alzarse a altas vistas.

Engullido por el barrizal creativo.

En el mugriento cañaveral no hay destellos,

todo es penumbra y humedades,

todo es escarbar en ausencias,

todo es estar rodeado de tallos acaparadores.

En las profundidades del Ser residen los diablos de la creación.


23. LOS MIEDOS SE DESVANECEN EN LA UNIÓN


Los miedos se desvanecen en la unión,

en la participación de eros, captante,

de la temporalidad sin pensamiento existencial.

Los mayores tormentos del estar arrojado en el ser

se evaporan con la experiencia de el-ahí,

con la trascendencia erótica de el-aquí.

Nada más humano que la metafísica,

que la abstracción a partir del instante,

que la metamorfosis de la última posibilidad a la inmortalidad.


24. ¿DÓNDE SE ESCONDE LA PORCELANA?


¿Dónde se esconde la porcelana?

Los trazos se desdibujan en la espesa niebla

y solo se perciben sentimientos arrinconados,

caricias pasadas evaporadas en la humedad.

Estoy sin rastro por donde seguir las huellas del anhelo.

¿Dónde se esconde la porcelana?

La piel todavía reside en el escalofrío

y no se recuerda el tacto cálido,

los cabellos sedosos recorriendo la eternidad.

Estoy sin miradas conectadas bajo la dolorosa lluvia.

¿Dónde se esconde la porcelana?

Los besos salvadores de terrores nocturnos

y no hay luz para desterrar a los diablos profundos.

Estoy sin dulzura para el éxodo del empapado valle

donde no hay refugio para la mente que capta.

¿Dónde se esconde la porcelana?

El alma se desmorona residiendo en esta foresta.


25. TOMANDO CONCIENCIA DE LA ONTOLOGÍA SE ASUME LA PHYSIS


Tomando conciencia de la ontología

se asume la physis,

los lazos esenciales de la existencia,

la reducción eidética a la erótica,

la ausencia, la temporalidad, el río.


26. LA FRONDOSIDAD DEL BOSQUE SE CAPTA EN EL INFANTIL LLANTO


La frondosidad del bosque se capta en el infantil llanto,

en la particularidad del dolor existencial,

la aprehensión del dolor en el virginal pecho

reclamando la comunión con el ideal destrozado,

inocencia,

en el contacto con la circunstancia,

impotencia,

ante la negativa precoz.

La pesadez forestal no negada en la petición de auxilio,

lamento,

lucha al absurdo,

con el posterior abrazo a la estoica fortaleza irremediable,

asumir la fisiología del ente,

sofocando la desdicha con lágrimas del desamparo.

La prematura imposición de la humedad.


27. EN CADA INSTANTE SE CONSUME EL SUSPIRO


En cada instante se consume el suspiro

más allá de estética o moral posible,

el sollozo ocultado en la cotidianidad quebrantada,

ausente a la capacidad altérica.

Mutabilidad en la identidad.

Imposiciones enfermizas del inconsciente

construyendo la afirmación de propiedad,

de la configuración mayoritariamente no captada,

del acecho de partida existencial irrehusable.

Residir en el lejano sueño en potencia derrumbado.


28. LA LUZ TRASPASANDO LAS RAMAS


La luz traspasando las ramas,

sutilmente deslumbrante,

deja comprender la realidad más allá.

La inmensidad desértica del cielo y su destello,

la posibilidad tras la pesadez subjetiva de sombríos barros,

de donde residen los secos arbustos, mustios, sin frutos.


29. HUMEDAD ES TODO LO QUE INUNDA EL BOSQUE


Humedad es todo lo que inunda el bosque.


Toda la morada rocosa en la que se reside,

donde apenas se perciben los matices de la luz

en el frondoso valle de la humareda,

donde arremolinarse en terrores nocturnos,

en gritos aterciopelados sin apaciguar,

sin tactos en la fría percepción de ausencias de porcelanas

por las que desear morir, si fuera necesario.

Los senderos enajenados por la espesa niebla,

donde no se alcanza la ruta a la cálida tez,

al esponjoso útero de la comprensión

donde el escalofrío y el llanto fundamentan

por la participación del deseado eros,

que se esconde tras las penumbrosas ramas

haciendo rozar la perdición del no-retorno.

Y el espejismo nutre la mente despierta

que dibuja esbozos en el viento,

que azota la montañosa nuca, desesperada,

pero con estoica fortaleza

arropando la paciencia en la contradicción

por vomitar los sentimientos acumulados

en rasgos carcomidos por las imposiciones no-físicas,

altéricas,

irreconciliables con las mieles putrefactas,

recolectadas de pólenes de los arbustos del valle,

sombríos, ennegrecidos, resecos por el paso del tiempo,

por haber crecido en tierra húmeda

donde solo los hongos pueden alzar su figura

y los insectos no se atreven ni a sobrevolar

por miedo a quedar atrapados,

por temor a terminar sus días en el lúgubre barrizal,

donde hace tiempo se censuró el nacimiento de verdes brotes.


Humedad es todo lo que inunda el bosque.


30. ANDANDO DESCALZO EN LA NOCHE PERPETUA


Andando descalzo en la noche perpetua,

adentrado hace años en la frondosidad

donde nadie jamás se ha dignado.


Los caminos se quiebran en la espesa niebla

y nadie contesta al canto desesperado

por no reconocer la voz desencajada,

la mente desolada en el corazón del bosque.


¿Y todo este abandono?


31. NO NIEGUES SER PORCELANA


No niegues ser porcelana. Lo eres.


No niegues ser porcelana. Lo eres.

Ese pálido del deseo en donde postrar los labios dispuestos,

sedientos por el paso del tiempo.

No niegues ser porcelana. Lo eres.

Esa fragilidad de hermosa delicadeza para el tacto sensitivo,

ausente de fricciones de suavidad desmesurada.

No niegues ser porcelana. Lo eres.

Esa frialdad erótica donde sofocar el húmedo ardor

recolectado del más sombrío arbusto.

No niegues ser porcelana. Lo eres.

Esa estética destellante en donde derramar las últimas lágrimas

que han recorrido los rocosos valles.

No niegues ser porcelana. Lo eres.


32. DE ENTRE EL ALBOROTADO DESIERTO HUMANO


De entre el alborotado desierto humano

donde se está condenado al destierro,

se alza un frágil oasis casi imperceptible,

una mirada furtiva ante la que caer arrodillado,

extasiado, entregado a las delicias eróticas.

El episodio fugaz de la captación femenina,

de insinuantes sonrisas en medio de la seriedad,

de la piel blanca sugerentemente impuesta,

del largo cabello sedoso donde inhalar vida

y sentirse cálidamente arropado, al margen,

alejándose de la humana crueldad.

Una brisa desde el pecho deseoso de tactos suavemente lentos.

Entregado.

¡Sigue mirándome luz extraña!

Muestra de esperanza hecha carne.

Rápidamente los caminos se dividirán

y se caerá en el olvido como las flores con el frío,

impensables,

bellezas de estaciones lejanas.

Pero ahora, apartémonos de la temporalidad,

vivamos de este acontecimiento contingente,

de este capricho divino de los sentidos.

¡Sigue sonriéndome, porcelana luminosa!

Muestra el aliento que escapó de mi alma.

Nadie sabrá que, aunque efímeramente,

estás siendo todo lo que la existencia engloba

para este lánguido rostro que contempla.


33. ÁSPERO


Áspero, escarpado, punzante, afilado.

Obscuro, penumbroso, lúgubre, tormentoso.

Tortuoso, cíclico, aturdidor, pesado.


34. ¡LA CÚSPIDE ESTÁ DEMASIADO LEJOS DE ESTE VALLE!


¡La cúspide está demasiado lejos de este valle!

Al entregarse a la corrupción sin resistencia,

con fuerzas y virtudes deportadas; expatriadas.

Más profundo que el barrizal bajo los arbustos.


¡La cúspide está demasiado lejos de este valle!

Al aceptar lo escarpado del ser humano

y, a su vez, asumir morar en el pecado.

En ausencia de divinidades y senderos apacibles.


¡La cúspide está demasiado lejos de este valle!


35. EL FRÍO AZOTA LA EXISTENCIA


El frío azota la existencia,

en la arboleda hace tiempo

privada de follajes verdes repletos de vitalidad,

de flores y frutos sugerentes.

¿Dónde se esconde la primavera apetecible?

Los anocheceres fundidos del cálido tacto

ya tan lejano que se pierde la perspectiva.

Los labios ya no distinguen significante de significado.

Sorbiendo las húmedas infusiones

que mantienen al placer enraizado a la tierra,

donde todo se inicia y se finaliza.

¿Dónde se ocultan los roces aterciopelados?

Los amaneceres siguen sujetos a la ausencia,

al recuerdo de fragancias de la entrega

y ya no hay más que paciente reposo.

Sigamos friccionando la conciencia

y las lluvias arrastrarán los restos de lamentos pensantes.


36. ROSTROS AUSENTES EN LA CIRCUNSTANCIA


Rostros ausentes en la circunstancia,

arrastrando las pesadeces particulares

más allá de individualidades: intersubjetividad.


Faces lánguidas en el entorno,

escaparates del sollozo existencial

más allá de individualidades: intersubjetividad.


Caras mustias en el campo visual,

expresando el anhelo de prosperidad

más allá de individualidades: intersubjetividad.


Teces marchitas alrededor,

proyectando la aspereza del vivir

más allá de individualidades: intersubjetividad.


37. ALMA


Alma pater...

Referente de fortaleza,

aunque frágil, muestra de firmeza ideal.

Alma mater...

Referente de sensibilidad,

aunque frágil, muestra de amor ideal.

Nada más importante que el alma pater.

Nada más necesario que el alma mater.


38. DESDE LA NIEBLA NO SE CAPTA EL REGAZO DE PORCELANA


Desde la niebla no se capta el regazo de porcelana,

solo el reflejo de obscuridades aturdidoras

por causar desdicha apriorística,

de arrepentimientos en potencia,

por ser demasiado río,

por destapar la imposición humana.

Rienda suelta por los placeres inspiradores

inundados de la temporalidad más trágica,

donde las conciencias no quieren anidar

por avistarse tempranas escaramuzas morales,

por distanciarse de los posos de la eticidad.


39. EN LA NOCTURNA MUSICALIDAD SURGE LA SILUETA DESTELLANTE


En la nocturna musicalidad surge la silueta destellante

donde derramar toda la pesadez y quedar arrodillado,

postrado ante la magnitud de la belleza.

¡Oh cadera errática, serpenteante,

amanecida en pleno éxodo del deseo,

dotadora de voluntades y entregas!


40. QUEBRAR EL ALMA POR ANSIA DE ENAJENACIÓN


Quebrar el alma por ansia de enajenación,

cuando las noches frías azotan la nuca

y las caricias son tan lejanas, irreconocibles.

Sobrevolar a círculos el núcleo de la absurdez,

siendo consciente de la penumbra solitaria

y no tener fuerza para alzarse entre nubes,

desde donde apreciar el verde follaje de las forestas copas.

Arrodillado en el húmedo barrizal,

con la vista telada por el encadenamiento sensitivo.

Demasiada flor de piel para la desolación.


Y de vuelta a la obscuridad alejada,


privándose voluntariamente por las ausencias,

residiendo en la distancia, alejado de diálogos porcelanosos.


41. GRISÁCEA


Grisácea. Sorber los posos de la vida. Grisácea.

La pulpa pecaminosa de brote nocturno.

Grisácea. Sorber los posos de la vida. Grisácea.

El fruto insoportablemente humano.

Grisácea. Sorber los posos de la vida. Grisácea.

El néctar de la ausencia, del bosque.

Grisácea. Sorber los posos de la vida. Grisácea.

El jugo amargo despojado de porcelanas.

Grisácea. Sorber los posos de la vida. Grisácea.


42. LA MIRADA FEMENINA OFRECE LA TREGUA DESEADA


La mirada femenina ofrece la tregua deseada.

Entre cabellos sedosos al margen de la existencia,

donde la temporalidad no encuentra lugar

en el que parasitar por la pureza del hecho

y nada alcanza a rodear al sujeto captante,

ningún acontecer paralelo tiene tan magna importancia.

Solo hay fusión eidética, de almas,

realizaciones plenas sin miedo a últimas posibilidades

por haber alcanzado el tacto sensitivo,

lejos de bosques, nieblas y humedades.

La mirada femenina ofrece la tregua deseada.


43. ¡OH CABELLOS DORADOS DE ARBUSTOS DIVINOS!


¡Oh cabellos dorados de arbustos divinos!

Postraos en este cuerpo disperso,

lánguido por el paso de la ausencia.

Solamente rozad con vuestra brisa

la mente perceptiva anhelante por años.


44. PUEDO PASAR TODA UNA EXISTENCIA SOLO CONTEMPLÁNDOTE


Puedo pasar toda una vida solo contemplándote,

únicamente mirándote se evaporan los demonios.

Puedo envejecer ignorando enfermedades solo percibiéndote,

sabiendo que nunca será nada más me basta.

Aunque sea invisible, insignificante a tus aprehensiones,

puedo reducir todo mi mundo a esta bella contemplación.

Estos instantes atemporales de captación,

aunque para muchos absurdos, para mí pueden ser todo mi existir.


45. GENÉTICA HUMANIDAD RASA


I


Genética humanidad rasa:

Amplia seritud de fe en capacidades,

en introducciones veramente falaces.

Alardeando de atributos ausentes

en presencia de deficiencias mentales.

Reducto eidético, aislado.

Mayoritariamente incomprensible,

desconocido por lo general, inabarcable.

Desfachatez ampliamente establecida.

Muchedumbre de la apariencia,

falsa potencialidad, imposibilidad.

Genética humanidad rasa:

Amplia seritud de fe en capacidades,

en introducciones veramente falaces.

Alardeando de atributos ausentes

en presencia de deficiencias mentales.


II


Mente despierta desterrada:

Rechazada por incomprendida,

por residir en dimensión distante

demasiada idea para la existencia de las sombras

donde las apariencias conforman pilares,

donde la sensibilidad se riega de despojo.

Apreciaciones invisibles, vapores.

No-aprecio por la generalidad,

inhumanamente existencial, excéntrico.

Grano de arena en desierto humano, no-perceptible.

Fundamento trascendental y composición del ser-ahí,

demasiado ser para la ausencia, rareza.

Mente despierta desterrada:

Rechazada por incomprendida,

por residir en dimensión distante

demasiada idea para la existencia de las sombras

donde las apariencias conforman pilares,

donde la sensibilidad se riega de despojo.


III


Temporalidad devastada desde núcleo

por falta de comprensión ontológica

por invasión del trágico ser-aquí

demasiado prepotente; iluso.

Erótica reservada, selectiva,

presentemente residiendo en la ausencia

por el gran lastre de la extendida incapacidad.


46. PÉTALO DESGARRADO DE LA CIMA


Pétalo desgarrado de la cima,

de las genéricas plenitudes estéticas,

violentamente despojado por la brisa;

pequeño y frágil retoño abalanzado

viviendo la ausencia del vuelo,

del precipitarse al frío y final barro.

El trágico final no es imperativo

sino el morar en tu esencia erótica,

el mostrar tu belleza intrínseca

incluso en el planear desesperado,

irremediable, pero de plena hermosura,

luciendo una nueva experiencia sensorial en el lamento

donde la fisiología solo permitía la última posibilidad,

bailando con la brisa dotadora de llanto;

brotando la desdicha del reposo de la cúspide forestal.


47. SIGUE SIENDO FRÍA LUZ


Sigue siendo fría luz

el sabor de los lentos atardeceres sombríos,

la temporalidad desde lo no-tangente.

Recostado en la esencia invisible,

en el arropador limbo

donde la empatía no encuentra regazos

por exhalar despojos y rupturas pensantes.


48. NO SOBREVUELES ESTOS RINCONES


No sobrevueles estos rincones

si no quieres mancharte el pálido plumaje

por los vómitos espirituales

incapaces de ser canalizados, sofocados.

La enfermedad filosófica ya ha anudado esta existencia

y se sacude, aturde la circunstancia

tan distante, aunque cercana.

Tan pedante, aunque miserable.

No sobrevueles estos rincones

si no quieres mancharte el pálido plumaje

por los vómitos espirituales

incapaces de ser canalizados, sofocados.


49. DEL VERSE INVADIDO POR LA NIEBLA


Del verse invadido por la niebla

inmerso en las profundidades del valle

donde solamente la respiración anida,

del arrojar pasos levemente inestables

por la húmeda hojarasca resbaladiza

entre cantos obscuros de matojos,

del perder las nociones sensoriales

descolocado, desorientado ante la magnitud

de la inmensa natura dotadora de lo sublime,

del retroceder al primer motivo fisiológico

donde terroríficamente aturde lo simple,

aunque paradoja, trazos semánticos,

del respirar el azote existencial

trágicamente postrado ante la esencia,

la fría brisa, el sentimiento en la vaporosa circunstancia.


50. ¿NO PESA LA TEMPORALIDAD?


¿No pesa la temporalidad?

La forzada carga semántica del instante,

la imposición gnoseológica de la mente despierta

ante el estar-arrojado-en-la-existencia.

Lo agrio de la capacidad aprehensiva

la magna pesadez; de ardua labor.

¿No desbanca la fugacidad?

La velocidad episódica del momento,

el abalanzarse hacia lo efímero

que impera en las jerarquías posibilitadoras.

¿No aturde la cuña metafísica?

El estar descontroladamente dirigido

al vacuo pantano inesquivable

donde toda vida queda mustia.

El sofoco incognoscible que suspira

en la espalda alborotada por potencias;

en los esfuerzos edificantes de cultivos en la brisa.


51. DE LA BELLEZA CIRCUNDANTE


De la belleza circundante

solo participa la capacidad estética,

dramática por captante de fugacidades

imposibilitadoras de aprehensiones permanentes.

Solo participa la capacidad estética

de la existencia de anhelos y opuestos.


52. DE LA FRONDOSIDAD FORESTAL


De la frondosidad forestal; ser aquí,

de los claros en el bosque, eroticidad,

de la brisa supraforestal; ser ahí.

Participación anidada en la mente despierta

con potencialidad de ascensiones,

focalizada en pólenes del acto,

no asequibles en sí por metahumanización humana.

¡Entáblese la danza extasiante

de superaciones desde los barros del ser!

De la frondosidad forestal; ser aquí,

de los claros en el bosque, eroticidad,

de la brisa supraforestal; ser ahí.


53. ASPIRACIONES ELEÁTICAS DERRUMBADAS


Aspiraciones eleáticas derrumbadas

por el otoño de kairós fundamento,

con pavimentos cubiertos de marchitas hojas

que fueron verde espléndido y, ahora,

presumen del lamento de la temporalidad

postradas frente a la áspera indiferencia;

ante el desprecio de los pasos sentenciantes.

Cruda es la presente movilidad

invisible para los ojos no eróticos

donde el alarde existencial carece de existencia;

donde el ser es ser y el no ser es no ser.

¡Tardío es el lamento eleático al verse

con los atuendos del frío otoñal terracota!


54. LA ÚLTIMA POSIBILIDAD PESA EN LA CONCIENCIA DESPIERTA


La última posibilidad pesa en la conciencia despierta

indiferentemente del pasaje sugerido.

La irrupción existencial sofofílica

inesquivable, reductora; de atropello.

Alzarse por nubarrones enegrecidos

donde convergen ideas y sollozos,

donde las contradicciones conforman itinerario.

Atrápese el delirio andante,

empedrado, no por ello ausente de belleza;

la frágil lluvia en los pasos errantes.


55. TRENZAS ENRAIZANTES DE LA ERÓTICA CURVA


Trenzas enraizantes de la erótica curva

que retienen en el instante vínculo,

atemporizando el vuelo ahístico,

empapando el alma de ausencias y presencias,

alimentando el sensitivo metahumano

desde la humanidad transcendente aprehendida.

La danza femenina constituyente,

dotadora de los paréntesis vitales

tan necesarios; tan imprescindibles para la vida en las sombras.


56. EROTISMO AHÍSTICO DE FUNDAMENTACIÓN METAHUMANA


Erotismo ahístico de fundamentación metahumana,

desde la extensión pasional-racional aprehendida

dotando de significado a la physis,

circundante desde la mente despierta,

incomprendida por el aquístico humano.

Nada más existente que la participación de eros

que todo lo inunda con esencia escurridiza,

que se capta ahísticamente;

en matices temporales desde la atemporalidad.


57. EROS, AGAPÉ, PHILIA


Eros, agapé, philia.

Metahumanidad por participación erótica.

Eros, agapé, philia.

Palpar la atemporalidad de la belleza,

del instante cotidianamente imperceptible

postrado, únicamente, para la mente despierta

captadora de paréntesis existenciales en la efimereidad.

Eros, agapé, philia.

Metahumaneidad por participación erótica.

Eros, agapé, philia.

Superar al ser, el estadio aquístico,

la apariencia ontológica de tragedias iniciales

alzándose en la contradicción,

en la aprehensión del no ser intrínseco

de causalidad pasajera; fugaz.

Ser y no ser en erótica ahística

más allá de la común parcela de la seritud.

Eros, agapé, philia.

Metahumaneidad por participación erótica.

Eros, agapé philia.


58. ¿QUÉ HA SIDO DEL VÍNCULO?


¿Qué ha sido del vínculo?

¿Dónde se encuentra el enlace?

La configuración que aturde la circunstancia,

la unión definitiva que humilla la tentativa de ruptura.

¿Dónde está la indiferencia ante la tempestad?

Que incluye el hogar incluso en escarpados paisajes,

que desprestigia los miedos enraizados.

¿Qué ha sido del vínculo?


59. HABITANDO LO ESTÁTICO DONDE TODO SE DESCROMATIZA


Habitando lo estático donde todo se descromatiza

se va engriseciendo; consciencia de observador,

petrificado ante la fría individualización.

Tan ilusorio que apenas puede afirmarse nada,

ceñido, oprimido en el anclaje filosófico y,

desde la absoluta opacidad, el destello.

La pincelada erótica necesaria para resucitar,

aunque sea por un instante, la existencia azota,

se alza ante el despotismo del iluso

inundando el alma de fe, maravillando

con la escena kairológica que desgarra el nihilismo,

que desvincula la observación, el ensueño,

e impone la participación en el dinamismo

dejando la estática reflexiva para sacudir,

para esparcir gotas de vitalismo, de estética.

La circunstancia se acelera y estremece

en el torbellino que gira alrededor del eje entregado,

de la mente que se atemporaliza con la intervención

y las preguntas claudican y las respuestas se hacen ente.

Tras el frenesí, parada, recaída en la temporalidad

donde se escurre la belleza, por ser ésta instante.

Reconstitución de la tragedia de riendas imperiales

colmando de frío gris desolador, el espejismo,

de nuevo el estadio reflexivo ante la estática;

rehabilitado en la caverna platónica.


60. TRÄUMEN


Träumen, contingencia, plausibilidad; ser.

Los anhelos se cubrieron de leñoso otoño,

anidando, engendrando la estética.


61. DE LARGAS NOCHES SIN REFERENCIA


De largas noches sin referencia

no se humilla la tempestad,

no se presume de estáticas.

Se anda en círculos aporcelanosos

de remordimientos y recaídas,

de ausencias de cálidos posos

donde cualquier desperdicio es existir.


62. ENTRE EL MURMULLO PERMANENTE


Entre el murmullo permanente

donde parece no residir acontecimiento

se funda un ante y un cabe.


La silueta vestida de muslo

que desproporciona y forma

el tejido de sometimiento

y restaura la biología enterrada,

que resurge de entre la maleza

para hacerse el constitutivo imperante

donde no se entiende de suspiros

sino solo de carnaza

tan necesaria como de potencial arrepentimiento.

¡No edifiques los estatutos de la sutileza!

Las pasiones han sido percibidas

y la pesadez racional se ha desterrado

en pro del deseo y la incertidumbre.

Nebulosa circundante es todo lo que nos queda

cuando se encendió la animalidad,

cuando la presa se rinde a la grotesca.


Entre el murmullo permanente

donde parece no residir acontecimiento

se funda un ante y un cabe.


63. POR SUERTE QUEDAN RINCONES FORESTALES


Por suerte quedan rincones forestales,

pequeños rescoldos donde perderse

y encontrarse con la reflexión.

Uno solo ante sí mismo, al margen,

aislado voluntariamente entre la espesura.

Un ápice de salvajismo y extrañeza

en el que únicamente se halla follaje

y los sutiles cantos desacompasados,

pero armónicos, absolutamente necesarios.


La catarsis de éxtasis bucólico

cabe esos matojos donde nace el elixir erótico.


64. ¿POR QUÉ HAS DEJADO QUE ANDE A TIENTAS COMO UN VAGABUNDO ESPIRITUAL?


¿Por qué has dejado que ande

a tientas como un vagabundo espiritual?

Has querido, tú que todo lo abarcas,

que camine entre sombras y niebla.

Pero, reconociendo la obscuridad,

trato de acercarme a ti y tú,

desde una aparente indiferencia,

me niegas y me expones.

¿Qué hago mal?

Sigo ciegamente lo que configuraste en mí

pero me siento alejado, distante,

aunque mi voluntad es acercarme.


65. CAPTAR EL CASTAÑO CABELLO


Captar el castaño cabello,

de reflejos luminosos, esperanzadores,

en el eje de la perversa circunstancia.

El contornearse de la brisa en la tez,

áspera, sensible, perdida en la temporalidad.

La ausencia de acercamiento, de calidez,

cuando al caer se espera el regazo,

inexistente en el llanto perpetuo,

del que reside en el continuo pavimento,

desesperado, sin consuelo porcelanoso.

El imperio de la autocompasión

aún lanzando el canto a pulmón abierto

para oídos incapaces de percepción.

Proyección al vacío desde el corazón del bosque

donde la noche reside de forma eterna.


II


Y persistir en el absurdo

con la pesadez de la caída del otoño

donde las hojas secas son envolventes

y aturden, por su naturaleza derramada

que apunta a pasados de esplendor

y a futuros desprovistos de participación,

de vapores cálidos a vapores fríos y,

lentamente, van siendo arrinconadas,

postradas en los estadios de la indiferencia

donde son ignoradas aunque

sienten la brisa en sus secos tallos

que las dirige, en danzas de maravillas,

hacia sus últimos alientos desesperados.


III


Y la arboleda deshecha por el azote estacional

siente la falta de su plenitud

y se lamenta de su inmovilidad fisiológica

que no permite recoger sus pedazos

pero sí percibirlos, agonizantes,

robados por el frío y otoñal vendaval

que no entiende de anhelos conscientes,

que no comprende la existencia erótica

que hace plenitud de la participación.


IV


¡No dances más, cabello terroso!

No muestres tu baile con la brisa

ante la tez arbórea melancólica.

No presumas de otoño ante la desfragmentación;

frente al que observa petrificado la ausencia.


66. HAY UN LUGAR DONDE SOLO ESTÁ UNO Y EL BOSQUE


Hay un lugar donde solo está uno y el bosque,

un lugar apartado, aislado, obscuro y ocre

desde donde regurgita el lodo interior,

las angustias, las dolencias, el sentir,

un paraje abandonado, hogar de la niebla,

de desorientación y vértigo ascendente

donde se conforman los atrapantes pensamientos.


Desde la humedad se está sin tregua,

arrodillado, postrado, ante los propios demonios,

insuperables, constitutivos, fundamento del ser.


Hay un lugar donde solo está uno y el bosque,

un lugar apartado, aislado, obscuro y ocre

desde donde regurgita el lodo interior,

las angustias, las dolencias, el sentir,

un paraje abandonado, hogar de la niebla,

de desorientación y vértigo ascendente

donde se conforman los atrapantes pensamientos.


Desde la amplitud acorralada se capta el abismo,

inabarcable, agorafóbico, la superación del propio ser,

lo sublime, la propia e irremediable insignificancia.


Hay un lugar donde solo está uno y el bosque,

un lugar apartado, aislado, obscuro y ocre

desde donde regurgita el lodo interior,

las angustias, las dolencias, el sentir,

un paraje abandonado, hogar de la niebla,

de desorientación y vértigo ascendente

donde se conforman los atrapantes pensamientos.


67. SENSIBILIZAR


Sensibilizar, ser, filosofar.


Ser, sentir, observar, expresar, escribir,

lamentar, percibir, constituir, versificar;

aprehender, reflexionar, abstraer, pensar,

idear, sollozar, proyectar, filosofar.


Ser, ocultar, aislar, contemplar, amar,

recapitular, fundamentar, temblar, vislumbrar;

desvanecer, reconstruir, contradecir, aproximar,

negar, afirmar, interrogar, filosofar.


Ser, trazar, destruir, confundir, abarcar,

empequeñecer, agrandar, dictar, rectificar;

liberar, cambiar, fluir, asumir,

ignorar, maldecir, alabar, filosofar.


Sensibilizar, ser, filosofar.


68. ME ARROJASTE EN ESTE MUNDO


Me arrojaste en este mundo y,

ahora que tengo conciencia, me azotas,

me muestras constantemente la belleza

y yo, iluso de mí, trato de aprehenderla

aunque ambos sabemos que no es posible

¿quieres que la angustia y la desolación me alcancen?

Es insoportable existir en este estado

donde la sensibilidad es matriz

y desgarra el alma al aliarse con el pensar

¿qué esperas de mí cuando me dotas de esta circunstancia?


69. BLANCA PORCELANA DE CABELLOS DORADOS


Blanca porcelana de cabellos dorados,

de ojos frío azul de escalofrío invernal,

de armónico fluir con el viento

entre el revoloteo arremolinado de las hojas

que perciben lo efímero del instante.

De suaves gestos afeminados

con agradable tacto de contrastes con la circunstancia,

desde la que se capta en las sombras heladas

mirando la plenitud con anhelo de participación;

sabiendo que la indiferencia tiñe al ser.

Lacias fragancias desatadas en la envidiada brisa,

que toma parte del erótico dinamismo

del que se desterraron los versos entregados

que no son más que ilusiones perpetuas.


Solo nos queda el sueño.


¡No huyas de mí, silueta apresurada!

Figura embalsamada de caricias

y de noches al cobijo de la lluvia,

atemporales, de inmersiones en el placer

tan necesarias en el otoño de este vivir.

Me basta con seguir tu estela

de perfumes embriagadores,

generados por tu cabello agitado,

que define el nacimiento de las pasiones;

la entrega, el suspiro, la melancolía.


70. ALEJÁNDOSE LO SUFICIENTE


Alejándose lo suficiente

se capta la inmovilidad del centro,

el torbellino del movimiento alrededor

y el ser aprehendiendo la belleza,

los instantes siguen aconteciendo,

constituyéndose como muestras estéticas,

tan necesarias para la participación existencial.


Las miradas, las brisas, los bosques,

los cabellos, la porcelana, la poesía.


Resulta que, aunque todo cambia,

sigue residiendo el vínculo sensorial,

la dedicación filosófica hacia la letra.


71. SIN FILOSOFÍA SOLO QUEDA DESHUMANIZACIÓN


Sin filosofía solo queda deshumanización.


Sin filosofía solo queda deshumanización,

la negritud de la existencia que,

sin ser captada, deja de manifestarse.


Sin filosofía solo queda deshumanización,

sombras impalpables por ausencia de sensibilidad

tan necesaria para la participación existencial.


Sin filosofía solo queda deshumanización.


72. PARECIERA QUE NO PUEDE EXISTIR


Pareciera que no puede existir,

que ninguna presencia puede acontecer

pero, al observar con atención,

se captan pequeños brotes que tratan de iniciar,

de empezar una nueva posibilidad

donde nadie había depositado esperanzas.

Sucede que, en ocasiones, todo son sombras desérticas,

lugares remotos donde azota el frío;

estepas heladas en las que no cabe la sensibilidad

pero esos tallos tratan de alzarse en su ardua existencia

y se postran, dispuestos a ser percibidos,

para unirse con el suspiro del que los percibe.


73. HAY COBIJO EN EL INTERIOR


Hay cobijo en el interior

cuando se está rodeado de incertidumbre.


Hay regazo en uno mismo

cuando no hay manos a las que agarrar.


Hay sosiego en la sensibilidad propia

cuando se reside en la invisibilidad.


Hay versos nacidos del propio interior

cuando los matices rodean.


Hay filosofía desde el pensamiento solitario

cuando la existencia muestra lo sublime.


74. NINGUNA HOJA ES GRADUAL


Ninguna hoja es gradual;

todas ellas responden a la plenitud,

su ser es perfección

al ser captado por el entusiasmo poético.


75. EN LA QUIETUD SE ENCUENTRA LA PLENITUD


En la quietud se encuentra la plenitud.

El aislamiento ensalza la percepción

y se adentra en el universo de la mente,

en el recogimiento del nacer de la semilla.


76. HACE AÑOS QUE SE HA SIDO DESHEREDADO


Hace años que se ha sido desheredado,

que se ha sido desterrado de tierras fértiles

y, es entonces, cuando las miradas se entrelazan con anhelos

y la sensibilidad forma salpicaduras de la mente.


77. CON LA CALIDEZ DE TU TACTO ESTARÍA COMPLETO


Con la calidez de tu tacto estaría completo,

atemporalmente existiendo, en el instante eterno,

de esencia vital eclipsado del recorrido de tu cabello largo,

lacio, danzante con la contingencia.

Cuerpo desnudo ante el dolor circundante,

participando de la fusión entregada en suspensión,

con aliento unido,

sin necesidad de más elixires que mentes entrelazadas.

Todo lo que se es dispuesto en acto

no habiendo estaciones más allá de la primavera.


78. QUE LA MUERTE ME HALLE ENTUSIASMADO


Que la muerte me halle entusiasmado.


Que me halle entre fragancias

donde la filosofía me arropó,

que me encuentre en la cúspide de la sensibilidad

con ojos cristalinos por la belleza captada.


Que la muerte me halle entusiasmado.


Que me halle entre expresión

cautivo de percepción poética,

en el limbario del versificar,

satisfecho por participante de la estética.


Que la muerte me halle entusiasmado.


79. LOS ESPACIOS SE HACEN ETERNOS


Los espacios se hacen eternos

desde la perspectiva de la apatía,

el desbordarse ante la mirada perdida

que busca la sensación en el invierno.

Del estar arrodillado frente a lo sublime

repleto de belleza que se desvanece,

que se escurre entre el tacto

y es inalcanzable por su propia naturaleza

efímera, resbaladiza, de fluidez.


Hermosura; panta rei.


80. A PARTIR DE LA RASA TABULA TODO SE DESVANECE


A partir de la rasa tabula todo se desvanece,

se origina la tragedia hacia la nada

repleta de apariencias intermedias

que colapsan las percepciones

y los sentimientos.

Se construye en la deconstrucción progresiva

que tiende hacia el absoluto vacío.


Experiencias que nutren la deforestación

en donde el Yo se ve anidando

y se ostenta de eternidad

aunque la infinitud no pueda ser pensada

desde la cognición.

Se forman las verdades en pantanos

tan repletos de lodo que captarlos es tardío.


81. UNA VEZ DISUELTO EN LA SENSIBILIDAD


Una vez disuleto en la sensibilidad

no hay posibilidad de fuga,

las vivencias se alzan como piras

incendiando las profundidades del ser.


Viene la estancia en el retorcimiento del verso.


Y los otoños se imponen como única estación

percibiéndose la inmundicia y el deambular

posterior a la erótica del instante efímero.


Sollozando en cada frase.


Miedos, sombras, obscuridades revolotean,

como aves negras, alrededor de los sentidos

y la niebla marca el descarriado rumbo.


Impulsos que anhelan el vómito filosófico.


82. HAY QUE VERSE REPLETO DE MUSGO


Hay que verse repleto de musgo

para captarse como estanque sombrío.


83. EN LO FENOMENOLÓGICO DEL SER


En los fenomenológico del ser

se halla el abrazo de las miradas

empequeñeciendo al ente y alzando el deseo

de constitución de escena ante la última posibilidad.

Y el observar se desvanece

cuando la noche pesa por obscura

haciendo lastre de la existencia,

escindiendo por temporal,

los anhelos intrínsecos a tu porcelana tez.

Y se arrebata la erótica de fragancia

escurriéndose de la áspera mente

que regresa a las sombras.

Y desespera por consumir el tiempo que resta

en la especulación compartida

que se evapora en el instante

imponiendo el acecho del lamento.


84. ¿QUÉ ES LO QUE GUARDAS PARA MÍ?


¿Qué es lo que guardas para mí?


Todo parece seguir algún tipo de orden

y me veo desencajado; al margen.

No alcanzo a captar la dirección

que marcas desde mi ignorancia,

no consigo comprender el camino.


¿Qué es lo que guardas para mí?


85. DIFÍCILMENTE SE DISTINGUE ENTRE REALIDAD E ILUSIÓN


Difícilmente se distingue entre realidad e ilusión

cuando la patología filosófica reside

en lo más profundo de la cognición.

Sonámbulo ante la circunstancia

que debería darse por existencia

no es posible comprobar ninguna percepción.

Ser y no ser son plausibles

aunque la captación trate de afirmar.


El relativismo impone la duda

y la posibilidad de infinitos universos.


86. EN LA PRIMAVERA DE TU SONRISA


En la primavera de tu sonrisa

solo puedo respirar el húmedo otoño

que se dirige hacia el árido sueño

entre el caer progresivo de hojas secas.

Y sonríes en tu plena seritud

ante la que solo puedo tragar saliva

observando cómo se pasan los segundos

que se dirigen hacia la profunda noche

en donde me hallaré postrado ante la incolora pared

sin más refugio que la descosida tela

por donde se filtra el frío estacional

y los secretos del profundo bosque.


87. PERMANECE LA BRISA EN EL VALLE


Permanece la brisa en el valle

de la ausencia y de la humedad

donde la mirada se adentra

en las obscuridades interiores

y no hay reflejos de porcelanas

donde clavar las pasiones desesperadas,

que dan tumbos desorientadas,

desplazadas permaneciendo en la potencia.


Anochece en la primavera desforesta

de raíces arrancadas por insoportables pétalos

que escapan con el viento hurtando la humana alma.


Únicamente se reposa en la erótica

y, el lastre existencial,

dota de vapores fríos; helados.


Permanecer en la penumbra manchada

por la árida luz circundante

que con desprecio muestra la inalcanzabilidad.


88. MUSLOS


Muslos; andares rítmicos.

Armonía, deseo, especulación, memento.


Perfume; cabellos sedosos.

Tacto, sensaciones, participación, memento.


Física; biológica animalidad.

Posesión, entrega, voluntad, memento.


Sutileza; postrado femenino.

Insuperabilidad, belleza, porcelana, memento.


89. NO PEDIR MÁS QUE TUS TEJIDOS


No pedir más que tus tejidos

unidos a tu piel en danza eterna,

clavándose en mis profundidades estéticas.


90. INSPIRANDO SE ALZA EL SER


Inspirando se alza el ser

que expira y capta el bosque,

el aturdidor estado de aislamiento

en el que arde la proyección

de intervención en la niebla

de la subjetividad imposible de compartir

y no cabe otro,

los retorcimientos se imponen

en la dramática permanencia

de ausencias y circularidades.


Respirar en la fosa de la aprehensión.


Interrupción.


De la intromisión ajena

al no dar tregua al instante de limbo

donde se resguarda la desesperada mente.


91. DEBO SUSPIRAR CADA ANOCHECER POR TUS ROSADAS MEJILLAS


I


Debo suspirar cada anochecer por tus rosadas mejillas.


II


De la suavidad de tu blanco tacto

solo queda la difusa silueta

entre la humareda nocturna

tallando el recuerdo de paisajes bucólicos

repletos de espinas que cuidadosamente se tallaron

para dar lugar a la esperanza de la brisa en ti.


De la fragilidad de tu blanca piel

solo queda el anhelo sensorial

tejiendo días sin fin

en los que desterrar temores

y disponerse hacia la entrega existencial

nutriéndose de tu mirada

que se aleja entre la penumbra temporal.


III


Debo suspirar cada anochecer por tus rosadas mejillas

al comprender la plena vida de tu piel

captada desde la fría aspereza de mi rostro.


debo suspirar cada anochecer por tus rosadas mejillas

que alejadas de tu natal tierra acontecen ante mí

para despertar las caricias de las distantes primaveras.


IV


Únicamente salvación en la porcelana

que encauzará el obscuro camino en el que se pierde,

en danza inestable, el espíritu atrapado por el lodo

de las biologías formadoras de constantes remordimientos

donde se forma el epicentro en invernales bosques

alejados de las delicias de los tempranos pétalos.


La gradualidad de lamento asciende en la espera

y en la contemplación de glaciares derretidos

en una circunstancia que parece retorcer el deseo

aprisionando el llanto que, evaporado,

necesita regresar a las cálidas miradas eróticas.


Extendida a metafísica es la voluntad

cuando se alcanza la consciencia de efímero

y respiran en las espaldas los insensibles días

donde los atardeceres se hunden en la fría tinta

que alivia pero no cicatriza los arañazos

aconteciendo cada vez más ensangrentados.


Y los años transcurren postrado ante la belleza

trágicamente captada por el alma sollozante,

arrinconada, por la capacidad de los insultantes sentidos.


V


Debo suspirar cada anochecer por tus rosadas mejillas.


92. QUÉ HACER CON LA INTERIORIDAD CUANDO SE DESBORDA


Qué hacer con la interioridad cuando se desborda

cuando resurge con cada pequeña imagen

que es insignificante para otras percepciones.


Qué hacer con el distanciamiento sensorial

en relación con las presencias del otro

que, aun con esfuerzo, no consigue aproximarse

a las configuraciones de la propia mente.


Qué hacer con las consecuencias solitarias

que nacen como fruto de estética existencia

que habito alejado del vivir del resto.


Dirigido hacia la interioridad

los espacios aturden,

danzan los retorcimientos más profundos

que labran el desquicio

y no hay manos que agarrar,

postrado ante uno mismo

las ideas pueden demasiado.


93. EN LA DICOTOMÍA DEL VIVIR


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de trágicas caricias que destellan,

de corazones precipitados a abismos.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de porcelanas del deseo inalcanzables,

de fragancias, de cabellos, de terciopelos.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de tempranos anocheceres forestales,

de nieblas, de humos, de vapores.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de acecho de la última posibilidad,

de espejismos, de ilusiones, de fe.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de las miradas postradas en lo efímero,

de labios, de frases por decir.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

de pétalos danzando con la brisa,

de entusiasmo, de perplejidad.


En la dicotomía del vivir

elijo la vida conforme a las pasiones

aun a riesgo de dolores eternos,

del vivir en la temporalidad,

de la huida; de la vida.


94. FE ES TODO LO QUE TENEMOS


Fe es todo lo que tenemos

lo más humano de la humanidad,

la luz como guía en la obscura existencia

que soporto desde los matices de la creencia.


¿Qué haría, pobre de mí,

sin el anhelo de esperanza que vence tormentas?


¿Qué haría, yo mísero existente,

sin las proyecciones metafísicas que son tu fruto?


Fe es todo lo que tenemos

lo más humano de la humanidad.


95. AÍSLAME EN EL RINCÓN MÁS APARTADO


Aíslame en el rincón más apartado

donde la animalidad no me alcance,

bien lejano, no dejes que me corrompa.


No dejes que la obscuridad me alcance

en las debilidades propias de mi humanidad

porque yo no soy capaz de fortaleza.


No me abandones en los momentos de necesidad

cuando la razón no ocupa lugar,

donde los remordimientos asoman tras las acciones.


No me des la espalda en la percepción

entre deseos sombríos distantes del recto acto

que la consciencia señala en el irremediable hacer.


Me encomiendo a tu voluntad

que se dirige hacia las luces morales

ya que la voluntad no se dispone predispuesta.


Padre nuestro que estás en los cielos

no abandones a tu hijo que todavía te entrega su existencia.


96. SEGUIR EN LA PIEDRA


Seguir en la piedra, en la humedad,

en el musgo vivo pero estancado

en los rincones sombríos del bosque.

Percibiendo belleza alrededor pero,

incapaz de andar más allá de la materia fija,

solo poder participar desde la distancia

sin aprehensión más allá de los sentidos

que hacen maravillarse pero resignarse

puesto que, al ser consciente de su naturaleza,

se comprende el distanciamiento

que participa pero no se une

a la estética circundante;

cabe a la erótica de la existencia.


En la sombra arbórea las humedades afloran,

los parajes de musgo y hongo,

los troncos anudados a raíces milenarias

que han presenciado la caída de la vitalidad

donde se llegó a presumir de eternidades y ahora,

ante frías miradas,

no queda más que follaje seco

que respira el último aliento de la plenitud biológica.

Las miradas forestales se distorsionan en el valle

con la penumbra de brisas cíclicas

del conocimiento de tallos temporales

que recorrieron existencias de verde intenso;

de ocre de lamentos lejanos.


¡Sopla y acaricia el tallo carcomido!

Acompaña con suavidad el anhelo de vuelo

de las hojas predispuestas al abismo

que tratan de distanciarse del resto

ilusas por desconocer el precipitarse de la física,

el no poder ser ni desear más allá del anclaje de las ramas

que privan del vuelo en paréntesis acrobático.


97. SE ESTRECHAN HORIZONTES ENTRE LA MALEZA


Se estrechan horizontes entre la maleza,

en medio del salvaje pasto

donde las hierbas no nombradas regentan

los espacios más profundamente deshabitados.

Apenas percibiendo los claros eidéticos que,

desdibujados entre la constante polución,

dejan de constituir un referente claro y distinto

para acontecer como difusa ilusión

que labra recuerdos entregados al tiempo,

apartados por la obligación de la eugenesia.


Las pulpas se muestran ásperas para el ennegrecido paladar

por lamer rastros de la indiferencia,

por los caducos cultivos desesperados

que se agotan sin dar señales de fruto en acto.


98. EN CADA IDEA


En cada idea, en cada imagen, el ser huye.

El tiempo se presenta como tormento

que se escurre entre el fluir de ríos.

En cada amanecer, en cada anochecer, el ser lamenta.

Los constructos quebrantados ante el azar

que impone los detalles incontrolables.


99. OBSCURIDAD DE PRESENCIA CONSTANTE


Obscuridad de presencia constante,

de otoño eterno, de follaje caduco,

de frías asperezas en espaldas solitarias,

de amargos posos, de humo.

De sonidos contaminados, de tinta,

de aliento consumido, de brisas,

de miradas perdidas, de cabellos,

de sonrisas forzadas, de tacto ausente,

de pétalos desgarrados, de trazo apurado,

de tierra húmeda, de fragancias,

de fugaces ideas, de filosofía,

de frotar extremidades, de espacios vacíos,

de figuras femeninas, de remordimientos,

de danzas nocturnas, de versos,

de bosques, de ramas, de tallos,

de porcelanas, de frío, de anhelos,

de tragedia, de marchas forzadas,

de sentidos agridulces, de lecturas,

de percepciones, de angustias,

de sudores fríos, de insociabilidad,

de suspensión, de alejamiento,

de temporalidad, de aprehensión,

de belleza, de efímeros suspiros,

de arte, de desechos de la consciencia,

de vida, de muerte, de enfermedad,

de muslos, de erótica, de estética,

de fugacidad, de entrelazar instantes,

de lo sublime, de mente despierta,

de espera, de frutos tardíos,

de biologías, de lastres, de círculo,

de retorcimiento, de captación sensorial,

de metafísica, de arrojo, de rincón,

de caderas, de contornos, de lamento,

de posibilidades, de presencia, de existencia,

de humedades, de nieblas, de vapores.


100. REOJO DE SENTENCIA EN LO PROFUNDO


Reojo de sentencia en lo profundo.


No sobrevivir ante la mirada canina

donde se ha forjado la apacible observación,

la presencia de experiencias eternas

que en el absoluto silencio se elevan

por encima de todas las capacidades pensables.


Invisible en la estancia existencial,

postrado como esencia imperceptible

en posesión de retornos reflexivos,

de vacíos prácticamente imposibles.


Los versos más esforzados quedan alejados

de naturalezas perpetuas.


Reojo de sentencia en lo profundo.