101. Y DESCIENDEN LAS CELESTES NUBES
Y descienden las celestes nubes
para hundirse en las estepas más profundas,
en las tierras deshabitadas por áridas.
No es posible hallar el resguardo arbóreo
entre la nada más estrepitosamente absoluta,
ni arbustos ni siquiera tímidos brotes.
Pánico ante similar desamparo,
frente a horizontes interminables
que azotan las cansadas extremidades,
las rodillas hincadas en seca tierra
por el terrible agotamiento arrastrado.
Así, sucumbiendo en la circunstancia,
solo quedan oraciones dirigidas;
miradas perdidas hacia el infinito retorno.
102. ¡AY ANHELOS DESENFOCADOS!
¡Ay anhelos desenfocados!
Creímos, ilusos, anudar mantos de color carmín
de majestuosidad aterciopelada.
¡Ay anhelos desenfocados!
Pensamos, ingenuos, contemplar el mundo
desde las cúspides inalcanzables.
¡Ay anhelos desenfocados!
Afirmamos, engañados, que fundábamos jardines
que inundaban de fragancias paraísos.
¡Ay anhelos desenfocados!
103. ROJIZOS CABELLOS LADEADOS
Rojizos cabellos ladeados,
eclipsando los rayos que más destellan
entre la humareda de multitudes indiferentes.
Extensos, lacios, largamente perteneciendo
a bellezas brotadas más allá de estaciones.
Sin necesidad de proyectar la erótica
los deseos se funden con los sentidos
que captan la metafísica en la característica,
en los versos que nacen de lo profundo
de conexiones propias de la manifestación.
Dorados matices entre el rojo chorro
mostrando los afluentes de la estética,
las pequeñas participaciones de la espléndida raíz.
Hojas de otoño permaneciendo sutilmente
en primaverales y desapercibidos troncos.
104. SEGUIR EN EL REPOSO
Seguir en el reposo, en la espera,
de blancas porcelanas del complemento.
A escondidas se muestran los pétalos
en pequeños instantes efímeros de esperanza
y se asume el cercano fruto y sus aromas,
las fragancias irrepetibles en humedades
que se disponen a nutrir el profundo bosque,
los rincones inalcanzables en la espesura.
No hay posibilidad en terrenales soportes
cuando el idealizar ha marcado rasgos
tan idílicos que se estremecen fracasos
que se anuncian a priori por las exigencias;
por las visitas inesperadas de la belleza.
Estática en el ausente aliento,
en el vapor que se escapa del tumulto
donde quedaron atrapados los rostros
de un sinfín de cotidianos posos,
donde las luces no tienen lugar
y se establecieron las obscuras reflexiones que,
alejadas del suave tacto,
se lamentan por las tragedias del eco
presentado como único diálogo,
enloquecido por carencias de referencias
en las que proyectar temporalidad
acompasada de pasos estables
de los que no quedan ni auroras
ni aproximaciones pasajeras.
105. NO DECORES DE ACORDES ARMÓNICOS
No decores de acordes armónicos
una existencia podrida por el pensar.
Aquí solo hay lúgubre pasto,
inestabilidades y contradicciones constantes,
fluir insoportable para los exteriores del pozo.
En las profundidades todo está conforme a cimas,
de acuerdo con intelectos creativos
que comprenden la genialidad respirando por sí misma
y que no puede reducirse a protocolos;
que no puede someterse al vivir raso.
106. ECLIPSADO ANTE LA IMAGEN CÍCLICA
Eclipsado ante la imagen cíclica
de elixires desmesuradamente alejados,
inalcanzables más allá de la potencia.
Figuras perfectamente asumidas
a lo largo de tiempos de contemplación
en las distancias, alejadas, de tormentas.
Constantemente ante altas presencias
de inspiraciones, de anhelos, de versos,
rozando la idealización y las semejanzas.
Sutilezas que inundan la calma
de reposos sensoriales arrinconados,
caracterizando los fríos anocheceres.
107. NO PLACE LA PLENA BONDAD
No place la plena bondad
tan desmesurada que anule
lo más profundo del existente ser,
que lo reduzca a mera rutina.
No place la plena bondad
tan luminosa que no permita
los espacios apartados en obscuridad,
donde se forman los lamentos más humanos.
No place la plena bondad
tan agradable que desate la miseria
propia del espíritu creativo
que respira de profundos agujeros.
No place la plena bondad
tan apartada de realidad
que no deja espacio al sollozo,
a las inestabilidades tan necesarias.
No place la plena bondad
tan ausente de vitalidad
que destierre esa apetecible maldad
que anuncia que todavía se está vivo.
108. NO HAY RASTRO DE FIRMEZA
No hay rastro de firmeza
hacia donde alcanzan los sentidos.
Inestablemente caído en la existencia
las captaciones confunden al más entregado empirismo,
se derrumban todas las oraciones depositadas
a lo largo de convencidos senderos.
¿Se define como desquicio o, más bien, como fluidez?
¿Acaso no son contradictorio los brotes,
que se alzan como vitalidad,
siendo frágilmente arrojados a la sequedad?
¿Quizás no es confusa la fuerza del río
que se diluye en infinitos océanos?
Lo opuestos son fundamento de orden,
los contrarios fundan armonía.
109. ¿QUÉ NOS DEPARA LA IMPUESTA TEMPORALIDAD?
¿Qué nos depara la impuesta temporalidad?
Es constante el pensamiento de fragilidad,
la reflexión de estancia en el suspiro que se escapa.
Una existencia cristalina imposible de asegurar,
por su naturaleza huidiza,
que en cualquier instante puede ser arrebatada.
No somos más que participación,
más que disfrute de desfundamentados presentes
por ser pasados consumidos y futuros por venir.
¿Qué nos depara la impuesta temporalidad?
110. RESPIRA
Respira...
Respira la irrepetibilidad.
Respira...
Respira la irrepetibilidad,
el bufido gaseoso que fluye y abandona,
el aire que jamás volverá a visitar
al adicto pulmón insatisfecho.
Respira...
Respira la irrepetibilidad,
ese aliento que soporta la vida
en la no aprehensión posible.
Irreductible, imposible de aprisionar
por su naturaleza efímera,
necesaria pero volátil.
Respira...
Respira la irrepetibilidad.
111. CONTEMPLATIVAMENTE INSATISFECHO
Contemplativamente insatisfecho
por la constante superación de lo captado,
por el continuo movimiento que,
en la perpetua marcha,
va dejando atrás bellezas petrificantes y que,
ahora, con el fluir,
solo se muestran como lastres pasados.
112. ¡OH QUE TERRIBLE MANTO EL QUE NOS CUBRE!
I
¡Oh que terrible manto el que nos cubre!
Hay que tocar fondo
para entender de promesas,
para saber de abandono
y de hombres que comen hombres,
del modo en que engullen los esperanzados sueños
dejando a su paso secos pastos
donde no sobrevive ser alguno.
Alejados de fértiles altruismos
se construyen en modos parasitarios
alimentándose de ingenuos anhelos.
II
Pueden soplar cálidos espejismos
a partir de las grotescas hogueras
y de los podridos alientos
con los que avivan las llamas del destierro.
¡No se está incluido en el banquete!
Cuando se alcanza la consciencia
te ves dorándote ante los afilados dientes
y arrancan tu piel cuando todavía respiras,
cuando alzas cantos desesperados
de compasión y ternura.
III
¡He aquí el ansiado abrazo!
Afilaron sus uñas para desgarrar tendones
y alcanzar los preciados órganos vitales,
y no hay espacio para poemas,
para trazos o para melodías eróticas.
Únicamente hay centro en sus gruñidos,
en sus eructos, en su saliva
mientras digieren todo lo proyectado
por ilusiones de vínculos,
que descienden entre arrancadas carnes,
para desaparecer entre las inhumanas brasas.
113. RETUÉRCETE SECO TALLO BAJO EL GRIS CIELO
Retuércete, seco tallo, bajo el gris cielo
que te somete con sus bajas nubes.
No parece ofrecerse oportunidad
hasta que muestras los pequeños brotes
que se alzan humildemente en tus extremidades.
Aunque pareciendo el irremediable marchitar
estos se alzan entre la niebla,
siendo imperceptibles para rasas miradas,
y acontecen como prometedoras ramas
que brindarán los frutos más necesarios.
114. VIENE Y VA
Viene y va
se nos viene, se nos va.
Venida, huida.
115. ENCERRADO EN HERMÉTICO REPOSO
Encerrado en hermético reposo
no hay lugar para el desencanto
ni para depredadoras miradas.
No se avista más que a uno mismo
en el seguro regazo de la soledad,
alejado de la potencial decepción ajena.
Uno solo, arrinconado pero seguro,
con los más estables pestillos interiores
sintiendo cómo se escabulle el tiempo.
Lo exterior es demasiado peligroso
cuando otras personas toman partido
y se manifiestan los auténticos diablos.
116. TODA LA VIDA RESIDIENDO
Toda la vida residiendo
en la estación de lluvias y humedades
donde la tierra huele a tierra
y el musgo huele a musgo.
¿Cuál es el grado máximo de la tormenta?
¿Hasta dónde azota con su bravura?
Y permanecer escribiendo en la lluvia
mientras todo ser huye asustado
sigo, como ser de otoño,
respirando las aguas descendientes.
117. LLEGAR A LA CONSCIENCIA
Llegar a la consciencia
con la contemplación de otras presencias
que comparten existencia
cuando se reside arrinconado
en los espacios más transitados.
Uno, pensamiento y escritura,
¿dónde se encuentra la poesía?
No parece haber espacio para el verso
más allá de las humedades
más allá de bosques profundos
en donde las respiraciones se escuchan
y se pierde la referencia de voces,
de susurros en oídos ensordecidos
por la niebla que, atrozmente,
no solo nubla la visión sino que,
además, ensordece
y aísla los entes creativos
para acontecer como lodo
de los que no se puede salir
y postran a la entrega,
a hundimientos
que engrandecen y menguan.
Barrizales que trapan
con la angustia del musgo
y siembran flores sofocantes,
formas metahumanas.
No hay espacio en la esfera
para el ser enajenado
por la poética,
para el enloquecido intelecto
que sacrifica empatías
buscando cobijo en los posos.
118. ¿QUIÉN PUEDE PERMITIRSE?
¿Quién puede permitirse
vivir en la calidez de tu seno
sabiendo del abandono que comporta?
Las noches son ásperas,
frías y solitariamente dolorosas.
¿Quién puede permitirse
vivir en la calidez de tu seno
sabiendo del abandono que comporta?
Los amaneceres son ásperos,
fríos y solitariamente dolorosos.
¿Quién puede permitirse
vivir en la calidez de tu seno
sabiendo del abandono que comporta?
119. SIGO EL DESTELLO DE TU DÉBIL RASTRO
Sigo el destello de tu débil rastro
que hace eternidades se apagó
pero permanezco en su perfume,
marchito, pero dolorosamente presente.
Sigo el destello de tu débil paso
que hace eternidades se borró
pero permanezco en su figura,
deformada, pero dolorosamente presente.
120. ESTANQUE DE AGUAS POCO PROFUNDAS
Estanque de aguas poco profundas
con algas de prisión
y seres volátiles.
121. TAN FRÁGIL ANTE TU LARGO CABELLO
Tan frágil ante tu largo cabello
y tus cálidos brebajes hospitalarios
en tardes de versos y plazas.
122. NO TODO ES ANGUSTIOSO OCRE
No todo es angustioso ocre,
el verde se alza con su sutileza por las paredes de arcilla
de la ciudad sofocada,
refrescando las sombrías esquinas.
Se rompe el monocromático de la percepción encerrada
y se forman, cada vez más presentes, los tallos de la continuidad.
123. PLACERES NATURALES Y NECESARIOS
Placeres naturales y necesarios.
Del canto epicúreo al topo de Zhuang Zi.
Se contenta el roedor con beber lo necesario
teniendo ríos de extensas aguas cristalinas,
solo requiere el trago que le sacia
sin desear más allá del epicúreo sorbo.
Placeres naturales y necesarios.
¿Qué desear más allá del buche?
Hay tranquilidad de espíritu abrazando lo elemental y despojándose de acucia.
Respiremos la acuática tragantada. Placeres naturales y necesarios.
El líquido desbordado del vaso no colma la sed,
no inunda el seco interior. Placeres naturales y necesarios.
Del canto epicúreo al topo de Zhuang Zi.
De la gran extensión del río
solo es necesario el sorbo que sacia.
124. LAS PLAZAS SUGIEREN CABELLOS
Las plazas sugieren cabellos,
multitudes de pensamientos a partir de ellos,
pero solo uno irradia inspiración.
Es el cabello acompañado de la sonrisa femenina,
que da luz a la observación desesperada,
a la espera de suavidad en el tacto,
más allá de la fría pluma que conecta pensamientos y versos.
Las plazas sugieren cabellos,
tu larga y mediterránea melena,
de la que mil veces he imaginado su olor,
y me ha devuelto la esperanza
por revivir atardeceres de verano.
Las plazas sugieren cabellos. Todas las plazas lo sugieren,
pero vengo a esta a escribir únicamente para observar el tuyo,
para imaginarnos despeinados en él y estar, aunque sea por un rato,
entregados al sueño de tu imagen.
Solo son delirios de poeta, lo sé, pero prefiero crear universos
inexistentes para ti y necesarios para mí.
Las plazas sugieren cabellos, pero solo uno irradia inspiración.
No imaginas el gran placer que causa el captar tu trenza ladeada
con sus formas tan propias,
y la forma en que arroja a esas madrugadas
que me reconocen a tanta distancia de ti.
125. DUAL ES EL MODO Y UNO EL MOTOR
Dual es el modo y uno el motor,
las formas en las que aplicar los ríos de tinta que expresan
el habitáculo filosófico que habito.
Tintas a pluma y a pinceles a partir del motor del pensar,
que es la madre de mi creación,
mucho antes de acuñar el concepto.
No son distintas las vías, ambas respiran el mismo sino,
la cacería de pensamientos que hierven,
que bullen en la inquieta existencia filosófica que,
muy alejada del reposo,
se alimenta de la completa circunstancia.
No hay limitaciones, no hay contradicción.
Solo es filosofía y tinta.
126. ASÍ QUE DUÉRMETE
Así que duérmete, reposa,
no hay nada más que descanso, aunque empiece a lloviznar
con su humedad y bochorno. La nocturnidad no es eterna,
reposa, cede ante los párpados cansados y su voluntad de parar el
tiempo.
No hay nada más que descanso cuando la brisa ha inundado el
bosque.
Así que duérmete, reposa, saldrán los rayos primeros dando lugar
al amanecer.
Así que duérmete, reposa.
127. ES EXTENSIÓN A LA VIDA CONTEMPLATIVA
Es extensión a la vida contemplativa,
a las alargadas tuberías que surgen a partir del pensamiento,
transcurren por la función sensorial y mueren, finalmente, en la expresión.
Es toda la circunstancia aprisionada en los grandes charcos,
con ideas engullidas por el barro,
que regurgitan en momentos inesperados,
para condenarse como engendros
fruto de las necesidades creativas que no pueden ser desterradas.
128. SIGUE SIENDO CIRCULAR
Sigue siendo circular,
un dar vueltas a las mismas estancias,
donde se aprecia belleza en cualquier matiz,
y se desea aprehenderla, atraparla,
pero se escabulle entre los dedos,
como la arena resbaladiza, como el azúcar disuelto,
que ya es imposible de recuperar.
No se deja de apreciar la erótica y sus lamentos huidizos,
que inundan la presencia artística que existe gracias a la estética,
observable, pero en constante movimiento, circular,
eternamente ante-el-ser y eternamente exteriror-al-ser.
He aquí la tragedia de la creación, siempre en estado sensible,
constantemente participando en reflejos
a extensas distancias de residir en lo bello.
Es la persecución infinita,
el deseo enfermizo por tratar de capturar lo que tiene naturaleza efímera.
129. ¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA MIRADA DEL PERRO?
¿Hacia dónde se dirige la mirada del perro?
En su ser del reposo se incluye la disposición,
el arrebato que no comprende de temor,
la eterna espera y la acción pura
superando su propia existencia:acto arrojado.
¿Hacia dónde se dirige la mirada del perro?
De visión focalizada y de horizonte
la presencia canina es paradigma con su tranquila observación.
Ser del reposo y entrega,
silencioso guardián y conocedor del movimiento.
¿Hacia dónde se dirige la mirada del perro?
130. EN CADA ESPIRACIÓN SE CONSUME VIDA
En cada espiración se consume vida,
la despedida bocanada que, por la temporalidad,
es irrepetible y se escapa en la tragedia
para dar a luz al oscuro Heráclito.
Ciclo de la mutación.
131. ME SUPERA EL RUIDO CUANDO SE BUSCA PAZ
Me supera el ruido cuando se busca paz,
únicamente necesito un rincón donde disfrutar del silencio
y de la escritura más placentera, del diálogo conmigo mismo,
completamente alejado del humano pasto; pero, desgraciadamente,
solo hay ruidos, estruendos desafortunados por todos lados
y no se recibe la tregua deseada,
el paréntesis de reposo que exige el verso;
la tranquilidad que requiere el oficio de pensar.
132. NUNCA FUE FÁCIL VIVIR EN EL CORAZÓN DEL BOSQUE
Nunca fue fácil vivir en el corazón del bosque.
Se impone la difícil necesidad de desapego,
la adaptabilidad forzosa ante el abandono,
que se alza como tallo abundante
entre arbustos incomestibles por su veneno.
Nunca fue fácil vivir en el corazón del bosque.
Cuando la existencia reside en la propia respiración que,
teñida de finitud, recuerda, en punzada constante,
el paso del tiempo y el consumirse sin descanso hacia el lodo
que anuda la seritud de este apartado valle.
133. EL MURMULLO MECE LA CIUDAD ANARANJADA
El murmullo mece la ciudad anaranjada
con sus sonidos engendrados por ideas
tan variadas como el corazón de las plazas.
Ideas que se forjaron distanciadas
y convergen en urbanos diálogos que acompañan, con sus acordes,
los solitarios oídos del que contempla
desde el filosófico cobijo ermitaño.
El murmullo mece la ciudad anaranjada
enmudeciendo el desesperado canto de las aves,
que se esfuerzan, pero quedan reducidas a recuerdos,
a imperios de naturalezas pasadas.
Ahora solo hay susurros, melodías eidéticas.
El murmullo mece la ciudad anaranjada,
la suave melodía de pensamientos,
de conversaciones con tendencia a esfumarse,
por su naturaleza efímera, por su movimiento.
No hay estática, no hay permanencia,
es el réquiem de los que perecen que,
en conocimiento inconsciente,
asumen la necesidad de proyectar la doxa
y formar el zumbido dialógico.
El murmullo mece la ciudad anaranjada.
134. TU CADERA
Tu cadera, su movimiento y su brisa someten al pensamiento,
y su periferia irrumpe con su horizonte de destello
y solo permanecen tu cadera, su movimiento y su brisa.
135. LOS BROTES SE FLEXIONAN ANTE LA LLUVIA
Los brotes se flexionan ante la lluvia
y recuperan su esbeltez cuando esta cesa.
Es la lucha de opuestos de Heráclito
que abraza todos los matices existenciales,
son las mutaciones del oriente más profundo.
Filosofías distantes unidas en los brotes,
manifestándose en su movimiento con la lluvia.
Únicamente con observar se capta la universalidad.
136. LA BELLEZA ESTÁ DISPUESTA ANTE EL QUE PARTICIPA DE LA ESTÉTICA
La belleza está dispuesta ante el que participa de la estética,
está presente, en su expansión de la idea platónica,
para el que es capaz de captarla.
Hay belleza en cada uno de los instantes,
que escapan para las existencias no filosóficas,
para formas de vida alejadas de la vida.
Solo hay que reposar en la entrega sensorial, ser-ante-los-ojos,
maravillarse de los matices,
y disfrutar de la galería estética circundante.
137. ¿CÓMO EVITAR, MI SEÑOR, LA TENTACIÓN?
¿Cómo evitar, mi señor, la tentación?
Constantemente me pones a prueba,
sabiendo que soy débil como me hiciste,
conociendo mi naturaleza me expones.
¿Qué esperas de mí?
Tú eres conocedor de mis flaquezas, y me postras,
me arrojas al pecado.
¿Por qué no me proteges cuando te reclamo?
Carezco de fuerza, tú lo sabes,
y me entregas a la perdición que trato de evitar.
Explícame, Dios mío, porqué me abandonas cuando,
tan desesperado, reclamo tu ayuda.
138. PASE LO QUE PASE, SIEMPRE ESTÁ UNO MISMO
Pase lo que pase, siempre está uno mismo,
aunque el Yo sea cambiante con la temporalidad,
suceda lo que suceda, siempre está uno mismo,
o aquello a lo que denominamos sujeto,
substrato de todas las caracterizaciones, que,
a lo largo de la vida, identifican a uno.
Y es que, pase lo que pase, siempre está uno mismo.
139. LAS IMÁGENES SE DILUYEN (Y SUS IDEAS)
Las imágenes se diluyen (y sus ideas)
cuando la enajenación artística amanece y,
a su paso, desestabiliza la cordura,
las fuentes de formalismo y composición.
Es cuando aparece el ser errático que,
en desesperación y trazo, ejerce de timón de náufrago,
para enderezar la sed filosófica hacia los nudos de la creación.
Y, con la lógica del que tiende a perderse,
dispone todos los conocimientos para resistirse al ahogo marino.
Se enfrenta a conocidos demonios
con los que convive en cada destierro de la consciencia.
¡Ay marinero de agua dulce!
No alcanzarás a comprender lo que es poesía
en los arroyos alejados de temporales,
en los riachuelos amparados por abedules.
Hay que adentrarse en la negra marea,
donde los hombres recuperan su fe,
donde solo hay profundidades impensables,
para alcanzar la pérdida que fundamenta;
la ausencia de ser que impone el arte.
140. SI TE PEINAS EL ALARGADO CABELLO
Si te peinas el alargado cabello
no existen otras realidades, otros universos.
Solo permanecen el ser y tu melena,
su suave sonido en contacto con el peine,
su reflejo que parece ostentar luz propia,
su fragancia, mezcla de sentidos y sueños, que,
automáticamente, he depositado en cada uno de tus lacios pelos.
Toda tu figura, toda tu existencia, queda desterrada por tu cabello,
en la acción erótica de su peinado.
141. SE EVIDENCIA QUE UNO ES DE CARNE Y HUESO
Se evidencia que uno es de carne y hueso
al ver surgir tu bella y exótica figura, que,
nacida del follaje más profundo,
surgida de los parajes más selváticos,
hace arder todos mis interiores sentidos.
142. REGRESO A LA ANGUSTIA ARTÍSTICA
Regreso a la angustia artística,
aquella que acontece ante la indiferencia.
El papel en blanco que eternamente se repite
ante el desafortunado receptor.
No hay lugar para el potencial
en la querida ciudad anaranjada,
y los elementos que configuran la plenitud
son desterrados para, con ellos,
tener que envolverme, nuevamente,
en la odisea de terrenos sin hogar.
Nuevamente regreso a la angustia artística,
al estar rodeado de aguas estancadas,
donde el pez de la creación se anquilosa
y sus branquias no alcanzan oxígeno.
143. MUCHEDUMBRE
Muchedumbre, multitud, gentío..., por doquier, sin rumbo, andando.
Todos los campos visuales dañados
por la invasión de gente desalmada que deambulan
sin saber sus pasos, que estorban conjuntamente
en estancias antiguamente dotadas de ecos.
Avanzan en círculos pareciendo buscar
restos de lo que ellos mismos fueron.
Muchedumbre, multitud, gentío..., por doquier, sin rumbo, andando.
144. Y ES EL ETERNO RETORNO HACIENDO ACTO DE PRESENCIA
Y es el eterno retorno haciendo acto de presencia,
las mismas calles, las mismas plazas,
los mismos pensamientos respondiendo a idénticas imágenes,
que una y otra vez se repiten,
en la observación poética no exclusiva.
No hay motivos para pensar que las reflexiones hoy plasmadas
no hayan acontecido en pasados olvidados.
Es en realidad un poema que,
con el repetitivo pensar y escribir,
se va perfilando en la multiplicidad,
en las diferentes formas de abordar el mismo sentimiento.
Un solo poema que se repite en la circularidad,
en el eterno retorno nietzscheano.
145. LAS SOMBRAS MÁS OSCURAS
Las sombras más oscuras,
las de la noche profundamente imperceptible,
pesan en las espaldas del que decae.
Es un gran sorbo de sofocos repentinos
imposibles de anticipar,
imposibles de pensar a priori.
Luego, cuando se está inmerso, es tardío,
es una oleada que atrapa los pulmones y no posibilita,
ni siquiera, alzar el grito, el sollozo de desesperación que aclama.
Solo queda dirigir la mirada hacia la última luz
y suplicar ante el abandono del sino.
No hay lugar en la negra noche para suspiros,
para misericordias espirituales.
Es el fondo de un pozo en la nada que, sin escape, forma.
He aquí que me encuentro en la niebla donde no se aprecian
las crestas florales ni el suave trazo de la empatía.
Y en cada amanecer ya ha caído el sol,
la luz se establece como sediento ocre
que busca la succión metafísica.
146. EN LA VIRREINA REPOSAN TANTAS CONVERSACIONES COMO PENSAMIENTOS
En la virreina reposan tantas conversaciones como pensamientos,
se encierra, en ella, el murmullo eterno
con el que se acompaña el descanso del té.
La plaza del resguardo para la constitución eidética,
bajo el amparo de sus poéticos árboles
y sus constantes danzas en remolino de hojas volátiles.
El oasis anaranjado de reflexión donde convergen filosofía y arte;
donde la erótica hace presencia en todos sus sorbos.
147. PUEDO SENTIR TU ALIENTO EN MI NUCA
Puedo sentir tu aliento en mi nuca,
con cada mirada femenina que, desesperada,
se cruza en el horizonte de mi languidez.
Es un constante suspiro frío
que me persigue en cada romance,
en cada idilio que se arremolina en mí.
¿Qué flor es la adecuada para un jardín con maleza?
148. ¿QUÉ HACER PARA SALIR DEL CÍRCULO EN EL QUE HACE TIEMPO RESIDO?
¿Qué hacer para salir del círculo en el que hace tiempo resido?
Es aparentemente imposible
escapar de las garras demoníacas
y alcanzar, al fin, la paz de espíritu.
¿Cómo debo proceder para el ascenso?
Mi señor, me arrojas a los pozos humanos y, al mismo tiempo,
me dotas de conocimiento suficiente para captar la tragedia
en la que reposo.
¿Qué hacer para salir del círculo en el que hace tiempo resido?
149. SON LAS ESCAMAS DE LA TEMPORALIDAD
Son las escamas de la temporalidad las que van recubriendo al ser
para convertirlo en recuerdo de lo que fue.
Borran las líneas del pasado y hacen irreconocible el Yo que,
en análisis de los instantes, se despoja de denominadores,
para ser un torbellino de arrebatos.
Es la temporalidad del ser lo que atormenta las consciencias
que siempre han tratado de buscar aquello que identifica al sujeto.
No hay más que agua que no empapa,
fluir que resbala en las verdes escamas que acumulan
el cansancio de los días.
¿Qué es lo que hace alzar el himno?
Las cimas se derrumban ante la mutación
y solo reposa la escama y la multitud de seres;
la infinidad de instantes del ego.
150. LA BRUTALIDAD ARTÍSTICA
La brutalidad artística, creativa,
arroja hacia la insatisfacción patológica.
Un constante deambular en la estética,
en la participación erótica y sus movimientos,
sin poder reposar en eterno placer.
Es el tremendo salto al vacío
rodeado de participaciones de la belleza
que se definen por su fugacidad,
por su no-aprehensión.
151. DESCENSO, ASCENSO, CONSTITUCIÓN
Descenso, ascenso, constitución.
El enigma del ser reposa en el movimiento,
en la lucha de opuestos constante
que inundan la temporalidad en la que reside.
Descenso, ascenso, mutabilidad.
De ahí la necesidad del vacío,
del desapego, de la no-aprehensión de los instantes que,
como falacia de definición, hacen construir la fe en el reposo.
Descenso, ascenso, movimiento.
152. HORIZONTE PECAMINOSO ANTE LA MIRADA PÉTREA
Horizonte pecaminoso ante la mirada pétrea
de la sodomización y del musgo.
Inmóvil bajo la punzante lluvia
que azota todo lo que no refiere a la corporeidad.
Gotas dispuestas al barrizal
en el que se hincan los cansados pies, desnudos, desprotegidos.
Y alzar la rodilla en busca del paso que regresa al lodo
del que las almas no escapan.
La mente permanece en mutación.
153. ES UNA GRAN MARAÑA EXISTENCIAL
Es una gran maraña existencial. Matorrales con agravio de humedad,
donde se desfiguran los trazos de luz.
Una gran espiral de musgo y rama
en la que el ser se contempla atrapado.
Es un completo recubrimiento de lodo
con visiones en el sollozo de pasadas lluvias,
con los sentidos congestionados por el revuelo del bosque,
profundo,
que respira hacia interiores que trascienden,
Es una gran maraña existencial.
154. DEL REFLEJO LA DISTORSIÓN
Del reflejo la distorsión,
el brillo ocre de las hojas en su movimiento.
Distorsión, sombra, figura: forma.
Participación en la presencia y en la ausencia,
sin posibilidad de residir en ninguna.
Distorsión en los sentidos, en las ideas.
Sin más ropaje que la fe en lo captado, inestable.
Belleza o participación de la misma,
el brillo ocre de las hojas en su movimiento. En la aspereza.
Los poros de la gama cromática con sus destellos ontológicos.
Ser, no-ser, ser y no-ser, seritud, el brillo del ocre.
155. ACÉRCATE, BELLA PENSANTE
Acércate, bella pensante...
Inúndame con el contagio de tu ensueño, de tu anhelo,
para fusionarnos en ideas,
en aquellos rincones a los que únicamente accedemos los dos
tan desamparados,
tan obscuros,
que solo nos encontremos el uno al otro en una expiración que huye.
Acércate, bella pensante...
156. EL ÉXODO DE LA MALEZA ACONTECE
El éxodo de la maleza acontece,
se presenta en la experiencia estética
al contemplar el reposo de la piedra,
su calma.
El empequeñecer ante lo sublime de la calcárea inmovilidad,
en medio de la aspereza,
cabe la hostilidad circundante
de un bosque que no nutre la porcelana
ni su llanto desesperadamente frágil.
157. SOLO ESTÁ UN CUERPO CON SU MENTE
Solo está un cuerpo con su mente
en medio de una gran salpicada de aspiraciones,
de pretensiones, predispuestas a derrumbarse
ante el tiempo que expira en cada suspiro,
y se ve postrado frente a la consciencia de fugacidad,
de insignificancia.
Solo un cuerpo con su mente, sin nada más,
en ausencia de todos los constructos
que se esfuman en la comprensión,
en el asumir la última posibilidad,
el ser-para-la-muerte.
158. NO ES NECESARIO MIRARTE A LOS OJOS
No es necesario mirarte a los ojos
para hallar todo mi ser petrificado,
ya era fría roca antes de tu llegada.
En este húmedo bosque de niebla,
solo el musgo acaricia al ser
y a la sequedad interior cristaliza el estado vaporoso del alma en piedra,
en escarcha, en hielo;
y los tallos circundantes se consumen, ceden,
se prestan al escapar de su verdura,
recogiéndose ante la temporalidad,
que convierte en recuerdo la fortaleza de antaño,
se consumen en otoño arbóreo
de extensos fríos y noches perpetuas.
Ya era fría roca antes de tu llegada
sin más extensión que gélidas raíces que, anudándose,
conservan la desesperación tan presente en valles silenciosos.
159. REGRESARÉ AL LUGAR DONDE PERDÍ
Regresaré al lugar donde perdí la estela porosa de tu figura,
donde los sentidos se empaparon.
Volveré al lugar donde aconteció el desplazamiento ontológico
que, forzosamente, se ha arrastrado en la temporalidad.
Retornaré al campo de exterminio del que escapé a hurtadillas,
sin el coraje para mirar cómo, a mis espaldas,
se desfiguraban los parajes
y el paisaje retomaba los nuevos trazos
untándose de dramático ocre.
Reapareceré en la mancha estética,
en el centro del bosque donde se esfumó el amor,
donde degusté, por última vez,
el apreciado tacto porcelanoso.
Retrocederé hasta el punto de fuga
en el que se hurtó un pedazo del ser,
hasta el epicentro de las oraciones desesperadas
que engendraron los constantes demonios
que me inundan en el lamento del arte.
160. ES SU MIRADA LA PARTITURA DE INSTANTE Y RECORRIDO (A LA MUERTE DE MI ABUELA MARGARITA)
Es su mirada la partitura de instante y recorrido,
una proyección que envía, como escalofrío,
todas las profundidades de su anciano espíritu
y se clava en mis rincones más escondidos,
para provocar el llanto del que sus secos ojos,
sin fuerza, están desprovistos.
Es un instante en el que se reúnen presencia y ausencia
en la luz de su mirar,
que trata de abrirse paso en el expirar,
cubriendo de gravedad mi alma.
Y sin poder articular más que sollozos,
se hinca su ser en mi ser,
mi caricia, en su desgastada piel,
que quiere vaporizarse en anhelo y amor eterno.
Es su mirada la partitura de instate y recorrido.
161. EL OBSERVAR PERMANECE ANTE EL MOVIMIENTO
El observar permanece ante el movimiento,
escapándose a lo circundante,
en una repetición constante,
en eterno retorno
de vagabundear por las desoladas calles,
que visten de ausencia la presencia creativa.
Un estar sin ser reconocido,
en una vida vendida a la poesía, al versificar.
Arrinconado con los sentidos en la percepción,
que mancha de distancia
y alejan de toda aprehensión anhelada
para cubrir los instantes de expectación, de arte,
de desprendimiento obligado,
de mirada.
Es vacío, es representación de ausencias,
es hojarasca que escapa, que se extiende,
es desmesura, es silueta difusa, es imposibilidad,
es niebla.
162. CON LA CAÍDA DE LA LUNA NACE EL LAMENTO
Con la caída de la luna nace el lamento,
reaparece el peso de la existencia,
el andar hacia interiores de reflexión,
atragantando las ideas y las estaciones,
que, siguen su curso sin reconocer la oración,
sin apreciar el bucle del trazo que,
con el paso de los días,
pierde fuerza para derretirse con el frío.
163. SE ESCURRE ENTRE LOS HÚMEDOS TRONCOS
Se escurre entre los húmedos troncos de la negra y solitaria noche,
desconfiado, andando silenciosamente hacia la profundidad, obscura,
y sus ojos se alzan como luceros
con la luz de su propia consciencia, que avisa,
que obliga a andar a tientas,
ante el desconocimiento del siguiente paso.
164. PODRÁS OBSERVAR EL BULLICIO DE LAS PLAZAS
Podrás observar el bullicio de las plazas,
de la calidez de sus conversaciones,
los grupos fundidos entre sonrisas,
la luz tenue de sus ojos cristalinos
al regazo de la anaranjada luz
de los atardeceres de caricias.
Podrás observar cómo transcurre el tiempo
y se postran como en eternas primaveras.
Las luces de sus estancias reflejan
y contrastan con la penumbra, en donde, apartado, me verás.
Por visión de horizonte me hallarás
en el epicentro de sus destellos,
creando universos filosóficos
entre libretas y tintas que se diluyen
con un pensamiento en constante movimiento que se escapa,
en el eterno sacrificio de la creación y sus lamentos y ausencias.
Podrás observar el opuesto del brillo en una obscuridad que se hunde,
en una noche que respira en mí.
165. EN EL SILENCIO DE LAS NOCHES FRÍAS
En el silencio de las noches frías,
bajo la luz que supera las ramas cansadas,
retorna la ausencia de ti y de tu calidez,
que ahora pertenece a la fría brisa,
al azul,
a la huida de tu porcelana.
166. ES UNA PERSECUCIÓN ENFERMIZA DE IDEAS
Es una persecución enfermiza de ideas,
entre la ausencia y la presencia.
El ser por participación y, de ahí, esta inalcanzabilidad eidética:
el conflicto, el drama, la tragedia.
Es un eterno tratar-de sin horizonte,
invadido por la consciencia filosófica,
que conoce la imposibilidad de armonía.
Un constante ir y venir cíclico, nauseabundo,
insoportable.
Y sacudir el sollozo de la no-aprehensión mediante un arte que,
del mismo modo que sus ideas,
huye en la posterioridad de su creación al limbo,
hacia un mundo ideal al que no se pertenece,
más que en la posibilidad de pensarlo y perseguirlo
en el festín de las sombras.
167. PORCELANA INCLUYE EL LLANTO Y EL GOZO
Porcelana incluye el llanto y el gozo, implica todas las estaciones,
alejadas de la tormentosa temporalidad.
Porcelana incluye el llanto y el gozo, el ser en ausencia y presencia,
en un suave remolino de sentimiento.
Porcelana incluye el llanto y el gozo, el reposo y el movimiento,
la física y la metafísica.
168. ES ALZARSE CON LAS IDEAS EN UN PRECIPITARSE
Es alzarse con las ideas en un precipitarse
hacia los estadios donde solo hay vapor,
al lugar donde se presenta la distancia, tan alejada,
que no responde, apenas,
a participación ni a referencia.
Es una gama cromática que va invadiendo, con su imposición,
todas las profundidades y aturde a la creatividad dejando,
con su paso, el destierro gnoseológico.
Es un irse aislando con el motor artístico
hasta el respirar vaporoso único.
169. ASCENSIÓN AL VACÍO
Ascensión al vacío, desanhelo, horizonte de apathia estoica, vacío.
Fluir con y en la circunstancia.
170. LOS ÚLTIMOS RAYOS DE SOL SE ESCAPAN
Los últimos rayos de sol se escapan,
ante la llegada del frío viento de invierno,
conocedores de la cercana noche.
Escapan sin promesas de regreso,
y acontece el desierto que inspira la idea,
el abandono donde nace el canto desesperado en la ausencia.
Tinta, frío, humedad.
171. IRÉ A NAVEGAR POR LAS PROFUNDAS AGUAS
Iré a navegar por las profundas aguas
en las que se escurrió, como fina arena,
entre el tacto dolorido de mis manos.
172. SE EXTIENDEN LAS IMPOTENTES ALAS
Se extienden las impotentes alas,
empapadas por la gravedad del agua,
que impide alzarse hacia eternidades,
anclado al ser a la vida en pantanos,
por pertenecer al estanque sombrío
donde las ideas se atrofian en la humedad.
Y persistir en el escurrir el barro del tiempo
sin más visión que la humedad,
sin más horizonte que la espesura
de juncos de ocre y musgo.
173. MIS PIES HAN HOLLADO MIL VECES ESOS PÁRAMOS
Mis pies han hollado mil veces esos páramos
en los que las rocas se arquean y afilan,
rodeando los pasos inestables tras la noche.
Han trazado cientos de veces la borrosa nebulosa
donde se consume la visión de horizontes.
Han andado los Diez Mil Li
en los que la poesía se inunda de vapor.
174. AMBOS ESTAMOS PERDIDOS EN EL MISMO MIRAR
Ambos estamos perdidos en el mismo mirar,
respirando el tiempo que nos queda,
que se nos escapa, que huye.
Ambos estamos suspendidos en el dulce aliento
en el que se encuentran nuestras miradas,
en el anhelo espiritual de eternidad.
Ambos vivimos el mismo suspiro,
en el idéntico sueño del vínculo,
en la igual captación de lo sublime ante la existencia.
Ambos somos conocedores de la corta vida de los pétalos,
del paso fugaz de las estaciones,
del frío, de la noche, de la lluvia.
Ambos participamos del llanto de la belleza,
de la irrepetibilidad del instante.
175. OCULTA Y OBSCURA ES LA SOMBRA DEL PÉTALO
Oculta y obscura es la sombra del pétalo
que define, con su metapresencia,
los opuestos en la raíz del ser
y sacude, con su violencia propia,
el alma del que, alejado,
observa cómo se consume, en potencia,
la vitalidad que danza, altiva,
sin consciencia de atardeceres otoñales.
176. FILOSOFÍA, ROCA, CORTEZA...
Filosofía, roca, corteza...
De la soledad y la mutabilidad
navega el naufragio del ser,
en búsqueda constante del imaginario,
de la explosión del matiz,
del trazo, de la tinta.
Filosofía, roca, corteza...
Del desmembrar el paisaje eidético que enferma,
muere y resucita en el eterno retorno cíclico:
irremediable.
Filosofía , roca, corteza...
Del alimento en seco seno,
impenetrable por ser maleza,
por enfermo y afilado sino,
que rebosa la contradicción propia
del que respira y agoniza arte.
Filosofía, roca, corteza...
Del trazo que alimenta al vitalismo
cuando el fango abraza las extremidades,
y se asume la imposibilidad, la estática,
con la circunstancia húmeda y descromatizada.
Filosofía, roca, corteza...
De la suspensión apática: funesta.
De la genealogía de la mancha,
que deleita y hunde con su tragedia.
Filosofía, roca, corteza...
177. EL AGOTAMIENTO AVANZA A PUNZADAS
El agotamiento avanza a punzadas
ante la presencia de la estática circunstancia que,
en su movimiento,
pierde consciencia del consumirse, paulatinamente,
en el seno del vaporoso goteo.
178. CABE LA VAPOROSA NOCTURNIDAD DE BARCELONA
Cabe la vaporosa nocturnidad de Barcelona,
entre el desencajado y envolvente jazz
surge el trazo inmortal que define el arte,
para convertir en alivio la mirada perdida,
y despertar, en el receptor,
las profundidades del ser.
179. MADRE DE TODAS LAS MADRES
Madre de todas las madres,
¿dónde estás cuando, desesperado, caigo?
No alcanzo tu grácil mano en mi ausencia de fortaleza y,
aunque te invoco, solo hay espacio.
Únicamente me hallo con mi sufrimiento y en la flaqueza me uno,
en un eterno ciclo decadente,
al abrazo con el frío barro.
¿Dónde estás cuando, desesperado, caigo?
180. LAS YERMAS RAMAS SE RETUERCEN
Las yermas ramas se retuercen ante la llegada del retoño que,
con su violento resurgir,
anuncia la existencia en lo cíclico,
el eterno retorno mutable e inmutable
en el que residen montañas y ríos,
el agridulce bucle del poso que otorga y arrebata,
con su aterida brisa,
las presencias y las ausencias.
181. NIEBLA
Niebla, tinta y pensamiento,
ausencia, presencia,
niebla, tinta y pensamiento.
Tan al interior solo hay humedad,
los espacios se angostan hacia el pensamiento,
sin más referencia que el ocre,
sin más sonido que el paso inestable
que se diluye entre aliento y vacío.
Tan al interior no hay retorno,
no hay horizonte fuera de la filosofía,
fuera de la poesía que, como afloración inalcanzable,
dispone al ser hacia la eternidad,
hacia el claustrofóbico espíritu que, acorralado,
se alza y se hunde y se alza,
en el vivir en la alejada frondosidad.
182. EL LENTO SORBO DE TÉ APACIGUA
El lento sorbo de té apacigua,
renueva la comunión con el alma,
en el tranquilo ritual del vapor,
en la grácil humareda de inspiración.
183. SEGUIRÉ ESPERANDO EN LA LARGA NOCTURNIDAD
Seguiré esperando en la larga nocturnidad
tu fragancia de cálidos jazmines
que inundan, suavemente,
como riachuelo perdido en el bosque,
el aliento exhausto de este varado vivir.
Seguiré esperando en la larga nocturnidad,
en el reposo,
la llegada de la luminosa luna,
que alumbre el estancado poso
donde se funde el paso del tiempo.
184. VERDE BROTE DE VIDA
Verde brote de vida
ser y no-ser,
nada y todo.
Verde brote de vida.
185. MANTENERSE EN EL TÉRMINO MEDIO
Mantenerse en el término medio,
en el calmado y sensato centro,
en armonía,
alejado del excesivo invierno,
distante del sofocante verano,
en primavera eterna,
danzando entre despreocupados retoños,
que se arremolinan en la brisa del Tao.
186. DE TI SOLO NECESITO UN SEGUNDO ETERNO
De ti solo necesito un segundo eterno
que me haga superar la existencia,
un segundo con el que escapar del tiempo,
de la muerte, de la fragilidad.
Únicamente necesito tu instante eterno,
entregado,
para ofrecer todo mi ser en tu ser
y suspirar en la dualidad de la unión.
Un segundo, nada más,
pero un segundo de por vida.
De ti solo necesito un segundo eterno.
187. CRUZAMOS RÍOS CRISTALINOS DE REDONDEADAS ROCAS
Cruzamos ríos cristalinos de redondeadas rocas,
con los pies desnudos y los ojos risueños,
chapoteando a la vida con radiante sol.
Sentimos el nado apresurado de las truchas
entre las húmedas piernas hundidas,
sin prestar atención en la fluidez del cauce que expiraba,
como toda la circunstancia,
en la apresurada vida que se escapaba y, con su fugacidad,
nos arrebataba el instante,
nos privaba de pertenecer en la eterna magia.
Alzamos el paso entre el verde cañaveral de la orilla
y ya no hubo más jolgorio de riera,
ya habíamos pasado a formar parte del recuerdo.
El sol se esfumó y el agua se oscureció a nuestras espaldas,
construyendo un futuro anclado al regocijo del agua,
que ya no nos pertenecía, que ya no era nuestro.
188. BARCELONA Y JAZZ ES AMOR PERFECTO
Barcelona y jazz es amor perfecto,
es el clima creativo que dispone al ser
en el gran torbellino atmosférico que enajena,
que extasía,
que evapora la mundanidad para pertenecer al verso,
para formar parte de la pasión.
189. SEGUIR EN EL CAMINO DEL VERSO
Seguir en el camino del verso
que oxigena, como respirar de montaña,
al alma que se dirige al ser-en-sí.
190. EN LO EIDÉTICO NO HAY ESTÁTICA
En lo eidético no hay estática,
no hay más que estallido sensorial
y precipitación ante el movimiento de conceptos
que brotan a cada instante.
No es posible atrapar el reposo
en una mente en constante disposición creativa,
que se escurre como la más fina arena,
como el agua de riachuelo
que es distinta a cada segundo, pero que,
en su naturaleza de fluidez,
dota de vida todo lo que la rodea
sin exigencias,
únicamente ser en su mutación del ser,
tan propia en sí misma
como ajena para el que la contempla.
191. A ESTAS ALTURAS, LA TINTA INUNDA TODAS MIS RAMIFICACIONES
A estas alturas, la tinta inunda todas mis ramificaciones,
y me alejo, con cada verso, cada vez más,
del regazo de tu extenso cabello,
que antaño cubría mi alma en el frío estacional.
A estas alturas, la tinta inunda todas mis ramificaciones,
adentrándome, con cada verso, cada vez, más,
en el aislamiento de la oscuridad creativa,
que no encuentra más que participación.
A estas alturas, la tinta inunda todas mis ramificaciones,
esperando, con cada verso, cada vez más,
el retoño eterno de tu ser en mi ser,
que envejece en el aguardar que va marchitando.
192. TU DESPRENDIMIENTO SE TALLA EN MÍ
Tu desprendimiento se talla en mí,
en el musgo que cubre mi figura,
en mi ser clavado en la temporalidad.
Tu desprendimiento se talla en mí,
me suspende por encima de la mundanidad,
en la maravillosa explosión de la erótica.
Tu desprendimiento se talla en mí,
definiendo la ontología, la óntica.
Ya no era, ya no seré; únicamente soy.
193. NO TE ACERQUES A ESTE VALLE SOMBRÍO
No te acerques a este valle sombrío en el que,
durante largas estaciones,
no ha destellado más que la escama de estanque.
Es umbría,
no te aproximes, huye de este reposo mío.
Aquí solo hay espacio para el bucle pensativo,
únicamente hay cobijo para filosofía y tinta.
Es negrura,
déjame en mi hermético bosque,
en mi tormentoso sacrificio creativo.
Apártate de mi eterno errar por el limbo.
194. ETERNAMENTE RETORNO
Eternamente retorno,
una y otra vez,
al interior de ideas que despedazan en fragmentos
los estallidos que el tiempo dispuso en mí.
195. SOLO REPOSO
Solo reposo,
mi interior no es tan asequible, vivo alejado,
solo reposo,
mi interior no es tan asequible, vivo en lo sensorial,
solo reposo,
mi interior no es tan asequible, vivo en la aceptación,
solo reposo,
mi interior no es tan asequible, vivo en el verso,
solo reposo,
mi interior no es tan asequible, vivo en la contemplación,
solo reposo,
mi interior no es tan asequible,vivo en la filosofía.
solo reposo.
196. QUIERO TUS FRÁGILES RASGOS CLAVADOS EN MI SER
Quiero tu frágiles rasgos clavados en mi ser,
en lo más profundo de mi existencia
y reducir todas mis inspiraciones en tus suspiros.
Anhelo tu sombra anclada en mi figura,
tu suave tacto recorriendo mi cansado espíritu
y mirar a la muerte con el desprecio de la plenitud.
Deseo el sonido de tu largo cabello en mis espaldas,
el marchitarse de tu mirada en mi mirada
y saborear con lentitud tus dulces posos.
197. ES TAN EXTENSA LA ESPESURA
Es tan extensa la espesura,
que solo el barro alcanza a captar el tímido tallo lleno de vida que,
en medio del sombrío valle,
extiende sus raíces y retuerce sus nudos,
para transformarse en oxigenada cúspide.
198. SON ALTIBAJOS DE LA VIDA CREATIVA
Son altibajos de la vida creativa,
un enardecer y ensombrecer subyugado a los sentidos
que captan cada instante como estallido erótico.
Es un vértigo constante de nubes y lodos,
persiguiendo la captación de lo efímero,
con la pesadez eterna de la temporalidad.
199. CABE A LA VIDA EN LA TINTA
Cabe a la vida en la tinta,
está la soledad y la pobreza,
un arduo pesar insofocable
intrínseco al reposo de la letra,
al respirar del suspiro filosófico.
Es el sacrificio por la entrega poética,
por pertenecer al aliento daimonológico que,
en delirio y enajenación,
acerca y aleja los rasgos propiamente humanos,
para acontecer como ser agradablemente extraviado.
200. TU SER ES IRREMEDIABLEMENTE INDECIBLE
Tu ser es irremediablemente indecible,
es irreductible a cualquiera de mis capacidades,
pero trato de perseguirlo,
de aprehenderlo en acto desesperadamente necesario.